Ese, el anillo de compromiso y escondido, ella seguía conservándolo, así como el sentimiento que le había causado su regreso.
Para no seguir sintiéndolo ni mucho menos pensar en su visitante, Candy, consiguientemente de haberle entregado sus pertenencias, a una mesa arrinconada de su habitación fue, prendiendo la lámpara que yacía encima e iluminando con su luz el trabajo que llevaba tiempo realizando.
"Everything with shells" se llamaba el negocio que tenía en la Calle 66 de la Avenida Broadway. Y allá y en sus aparadores había todo tipo de artículos que pudieran ser decorados con conchas artificiales, por ejemplo: marcos para fotografías, candelabros, cajas musicales, joyeros, en fin... una extensa variedad que ofrecía al público a través de su local y de una página de internet.
Por ende, lo que había en el baño era precisamente sus herramientas de trabajo. Esas que a la mañana siguiente por Terry serían removidas. Obviamente el ruido que él estaba haciendo, la despertaron; dándose cuenta Candice que ahí, sentada frente a la mesa, sobre de ésta se había quedado dormida.
Aturdida y percatándose de la actividad que había en el interior de su casa, la mujer se puso de pie y se dispuso a ir a ver.
Tallándose los ojos y guiadas por su oído llegó hasta el ex esposo al cual le preguntaba:
— Puedo saber... ¿qué haces?
— Necesito el baño — el varón visitante apuntó con cierta urgencia.
— Ese ya no sirve — dijo la hembra; y Terry...
— ¿Entonces?
— El del restaurante de abajo...
— No pensarás que iré allá, ¿cierto? — la interrumpieron con leve toque molesto.
Ese que a ella poco le importó, porque le respondía:
— ¿Quién tiene la... necesidad?
— ¡¿Estás bromeándome?!
— No. Puedes bajar por la parte de atrás. Se conectaron unas escaleras y...
Una palabra no santa despotricó una boca, lo que causó la siguiente burda expresión:
— ¡Caramba, "señor ausente"! No pensé que fuera a molestarle ¡tanto! lo que hago o dejo de hacer en mi casa.
La fiera mirada que él le dedicó Candice la aguantó, así como las ganas de decirle... no. Lo suyo hacía mucho tiempo se había terminado; y reprochárselo sería como darle la importancia que no tenía. Él pensó lo mismo; así que sereno cuestionaba:
— ¿Es el mismo baño que usas tú?
— No — respondió ella, quien le autorizaría: — Puedes pasar a la habitación.
Después de agradecer, él corrió. Ella caminó hacia la cocina para beber un poco de agua. Por la razón de haber dormido en mala posición, plus, la primera pelea del día en muchos, muchos años, la cabeza comenzó a punzarle. Por fortuna era domingo. También era temprano. Una siesta de dos horas más la pondrían de excelente humor para salir al mediodía e ir abrir su local. Sin embargo...
Otro "gracias" escucharía de parte de Terry, el cual volvía a preguntarle:
— ¿Te gustaría salir a desayunar?
— No — volvió a oír de ella, quien ocultara su sorpresa más no la información: — Debo terminar unas cosas antes de irme a trabajar.
— ¿Trabajar en domingo?
La sorpresiva cuestión del hombre consiguió que la mujer le mirara un tanto molesta y le contestara:
— Sí. Trabajo los domingos. ¿Tú no?
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Otra vez en casa
FanficUna idea que surge por el cariño de muchas cosas. Entre ellas: mi hermosa ciudad a la que pronto regresaré. ESTA HISTORIA, COMO LAS ENCONTRAS EN MI PERFIL, SON DE MI TOTAL AUTORÍA. NO DE DOMINIO PÚBLICO COMO SE ESTIPULA.