Estaba claro, que él estaba predestinado a mi, a estar juntos. Pero había un problema, aún ninguno de los dos había dejado claro si realmente éramos algo.
Iban pasando los días y el tiempo hasta que llego navidad. Exactamente el 31 de diciembre.
El vino a mi casa porque habíamos quedado para tomar las uvas. Cuando terminamos yo me fui al baño para arreglarme ya que después íbamos a salir.
Por desgracia, el abrigo que quería ponerme no lo tenía en mi casa, lo tenía en casa de mi hermana y se lo comenté a él.
Me dijo que no pasaba nada que él iría a buscarlo, me pareció de lo más raro pero como teníamos que comprar tabaco, pues así aprovechaba y ya de paso...
Cuando él se fue yo seguí arreglándome, en eso que suena la puerta a los 5 o 10 minutos. Voy abrir y me lo veo con un ramo de flores, sonriendo y yo al lado de la puerta sin reaccionar.
Me cogió de la mano y me saco fuera, se acercó a mí y me dijo; ¿Quieres empezar el 2017 conmigo? Me quería morir.
Estaba que supuraba felicidad por todas partes. No entraba en mis planes que él viniera con un ramo de flores, ni mucho menos ese día.
A día de hoy cada vez que lo pienso me derrito.