08: Somos tan diferentes

1.9K 199 31
                                    

—Eh...Abu, ¿Esto es realmente necesario?—pregunté en voz baja, sintiendo como mi cuerpo temblaba de los nervios.

Mi abuela me observó de reojo, con esa mirada tan calculadora que sentí como mis pocos secretos iban siendo desvelados uno por uno. Me encogí en mi asiento y deseé estar en mi cuarto, bajo mis sábanas anti-maldad.

El caso era el siguiente: Mi abuela me mantenía como un delincuente en la mesa de investigación. Ella era el detective y yo el criminal.

—Es más que necesario, hijo—me contestó y apoyó su mano en la mesa—. Ahora, dímelo todo.

—Abuela...

—Ahora—exigió—¿Por qué estás actuando tan extraño últimamente?

Ella se quedó pensativa al ver que no estaba dispuesto a hablar. Alzó su mano y acarició su mentón mientras buscaba información en su mente.

—Quizá...

Sal, ayúdame.

Nervioso, observé sus oscuros ojos y canté como un gallo en un nuevo amanecer.

—Thaen es mi pareja destinada—solté casi derritiéndome en mi asiento. Mi abuela abrió sus ojos con asombro.

—¿Qué?

—¿Recuerdas cuando llegué llorando y diciendo que había encontrado a mi pareja? Pues era él. Me lo encontré de vuelta a casa. La primera vez fue extraño, no supe cómo responder y terminé huyendo. La segunda iba a escapar, pero Thaen me raptó y nos quedamos en un café—y mi vómito verbal había empezado. Era muy gracioso de cierta forma verme hablando tan rápido.

—Kitsune.

—... Y me presentó a sus amigos y me llevaron a un antro. Estaba muy asustado, pero de todas formas, creo que terminé agradándoles a sus amigos, aunque Thaen parecía muy incómodo...

—Kiu.

—... Y pasé mi primera fiesta. Ahora Thaen vino acá y te conoció y yo...

¡Cállate!—ordenó y mi boca se cerró de golpe ante su autoridad—. Kitsune, cariño. Sabes muy bien que odio tus ataques.

Me recogí de hombros, apenado.

—Perdón...

Ella se sentó frente a mí y pasó sus manos por su corto cabello gris.

—Por lo que estoy entendiendo, Thaen es tu Omega destinado, ¿No?—asentí—Bien... Esto es muy impactante...

—¿¡Verdad!? ¿No habías dicho que ocurría a una persona de cada mil? ¿Justo yo? ¿Cómo-?

—Basta—dijo y volví a callar de golpe—. Kitsune, relájate. Respira hondo y háblame con normalidad, ¿Quieres?

Asentí. Ella suspiró.

—¿De qué te has enterado?

—Tiene veintidós, cuarto año de ingeniería. Es una persona muy peculiar que digamos.

—¿De qué forma? —ladeó su cabeza.

—Aun no siento que me habla con su verdadero yo, ¿Sabes? Es como si omitiera información... —empecé a decir—. Es extraño.

Mi abuela me observó con atención, analizándome, buscando alguna respuesta. Hasta que sus ojos brillaron.

—¿Recuerdas el sueño que me contaste hace unos días?

"Pero había uno que era diferente color y era muy delgado, como si estuviese a punto de romperse"

"Sentía que me ahogaba"

Déjame ser tu mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora