Se miró al espejo mientras la maquillaban y sonrió nerviosa. La música sonaba de fondo y se oía acompañado por el barullo del pasillo. La puerta se abrió y su reflejo apareció en el vidrio, lo que la hizo sonreír ampliamente al cruzar miradas.
-¿Cómo está todo por acá? Muaa -le tiró un beso a lo lejos por el temita del maquillaje- Perdón la demora, el tráfico era un caos, Miguel hizo lo mejor que pudo
-No te preocupes, llegaste -sonrió.
-Estás muy zen
-Me tomé un tesito de los de la mamá de Vico... creo que tenía flores de cannabis, así que si empiezo a cantar tipo Bob Marley en el altar, adjudicale toda la culpa -y la hizo reír fuerte- me caso, Lalo
-Te casas, Euge -sonrió- Ya llegó la jueza de paz
-¿Es linda?
-Parece simpática, zafaste del viejo aburrido -sonrió cómplice.
Semanas atrás, cuando Eugenia le pidió a Lali que sea su testigo en el casamiento, su primera tarea como tal fue acompañarla a pedir el turno en el Registro Civil. Al llegar al lugar las atendió una señora de unos sesenta años que les dio la fecha y les explicó cómo funcionaba: Al ser al aire libre, los únicos jueces de paz que se trasladaban eran dos. Tras decir eso salió un hombre cincuentón, con la cara seria y malhumorado a llamar al próximo par de tórtolos que casaría. La señora lo señaló como una de las opciones. La otra, en cambio, era aquella que estaba esperando afuera de la estancia de Los Hamptons que la familia D'alessandro tenía desde hace muchos años y que Eugenia y su wedding planner habían convertido en salón de fiestas.
-¿Están todos afuera?
-Todos, hasta mis papás -sonrió y la rubia rió- ¿No pensabas decirme que los habías invitado? No hacía falta que les pagaras los pasajes
-Era una sorpresa -confesó emocionada- ay, no quiero llorar -rieron juntas mientras se secaban las lágrimas- son como mis tíos, Lali, las veces que vinieron acá me adoptaron como si fuese su hija sabiendo que no veía hace añares a mis papás -ella asintió- sos como mi hermana desde que nos conocimos, por eso sos mi testigo hoy que es un día tan importante en mi vida, sos mi persona
-Y vos sos la mía, Eu -dijo derramando una lágrima y rieron juntas- no querías llorar pero me hiciste llorar a mi -sonrieron juntas- te quiero mucho
-Yo también, muchísimo -se abrazaron- y ya que estamos así como muy acarameladas te voy a pedir un favor
-¿Qué?
-Ponete en pedo, comete a Peter, y dejate de joder con Lauren -Lali rodó los ojos- no me hagas esa cara, ese pibe te come en sanguchito cada vez que te mira
-Hace tiempo que no me mira
-Lali me sorprende lo dormida que sos a veces
-No me habla, Euge
-LE PEDISTE QUE NO LO HICIERA -dijo exasperada- que no te busque, que no te llame, que no nada, y te está respetando aunque le parezca un disparate... Sí, hablé con él, no me pongas esa cara
-Eugenia, se supone que sos mi amiga
-Y lo voy a ser por siempre, pero cuando haces estas pelotudeces solo te espero al final para decirte que te lo dije -Lali rió- no te voy a permitir que dejes que este pibe se vaya
-Bueno, no lo sé -dijo levantándose de la silla- pero hoy es tu día, y el centro de atención sos vos, Vico y ese amor enorme que se tienen, así que termina de maquillarte que ya nos llamaron dos veces -sonrió con ella y se fue al baño.
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RECORDAR TU NOMBRE
FanficLa ciudad de New York se viste con sus mejores paisajes, sus mejores fiestas y sus mejores edificios para dar lugar al New York Times, el periódico más leído de la gran manzana. En los pasillos del gran edificio situado en la calle 42 y la novena av...