-¿Dónde coño estás? Te dije que si no llegabas a tiempo nos mata a los dos.
-Estoy llegando.
- Tienes dos minutos para llegar a Los Lobos.
Él no pudo ni contestar porque El Grande colgó. Su vida pendía de un hilo como nunca antes. Pisó el acelerador. Hasta el almacén de Los lobos quedaban al rededor de 200 metros. Llegaría a tiempo. Era la segunda vez que iba a ese sitio. Era un lugar no muy limpio según recordaba. Aunque esta vez sería diferente a la anterior porque aquella vez era de día y ahora estaba oscuro todo, con una niebla espesa que apenas dejaba ver qué había a su alrededor.
Al fin llegó, ni siquiera se molestó en aparcar correctamente, sólo paró en frente de una verja que estaba cerrada. Había dos hombres en los laterales.
-Traigo un pedido para Los Lobos. - dijo desde la ventanilla del coche.
No contestaron, sólo abrieron la verja para dejarles pasar. Él supuso que estaban informados de su llegada.
Condujo despacio hasta la puerta de la nave. Era muy parecida a la de El Grande, tal vez de más tamaño. Bajó del coche despacio, su pulso estaba muy acelerado. En la calles circulaba el rumor de que Los Lobos no se lo pensaban dos veces antes de matar a alguien. A pesar de haber estado en aquel sitio, nunca había visto a Los Lobos en persona. Sin embargo, en la imaginación ya les había puesto cara y cuerpo.
Cuando alguien les mencionaba él se imaginaba a dos o tres hombres altos, fuertes, con la mirada frívola, con alguna cicatriz, siempre con un arma de fuego en el cinturón. Él sabía que sólo era su imaginación pero temerles era lo mínimo que podía hacer.
La caja que llevaba era demasiado grande para bajarla él sólo. Por eso se decidió a entrar primero para decirle a Los Lobos que mandaran a alguien a sacarla de la furgoneta. Bajó del vehículo, y dio los pocos pasos que le separaban de la puerta, la cual ya estaba abierta.
Al entrar, un olor a rancio y a tabaco penetró en sus fosas nasales. Miró a su alrededor y vio mucha basura, cajas enormes amontonadas. Le recordó un poco el apartamento de W. Sonrió al recordar el miedo que sentía hacía W o hacia El Grande las primeras veces. Maxime le había ayudado a entrar en ese mundo.
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- No le temas. - Le dijo la primera vez que fueron al almacén. - Lo único que tiene El Grande de temerario es su nombre. Comparado con Los Lobos, este puede llegar a ser incluso como un amigo. Pero no te confíes tampoco.
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Cualquiera que estuviera metido en este "mundillo", como solía llamarlo Maxime, no temía a nadie, sólo a Los Lobos. Corrían demasiados rumores, y demasiada gente relacionada con ellos, desaparecía.- ¿Hola? Traigo la caja.
- Entra.
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A través de tu cuerpo
Mistero / ThrillerRELATO CORTO Tras su muerte, que aún le queda por descubrir la causa, la forma y el momento, él queda aterrado. Pero ¿la verdad cual es? ¿Quién lo hizo? Fuera quien fuese, él llegará al fondo del asunto, al fin y al cabo, todo lo empezado con ella é...