Rebellion ◆ Kookmin ; 국민

005.

— ¡Eres un pesado de mierda! —Grita Yoongi cuando es capaz de separarse de Hoseok gracias a un ligero empujón que le propino al alfa— ¡Deja de hacer esas cosas en público o juro que te golpearé!

El lobo más alto sonríe ante las mejillas sonrosadas de su omega. Le gustaba verlo de esa manera, cuando intentaba fingir estar enfadado gracias a las demostraciones de afecto que le proporcionaba.

— Yo también te quiero, Yoongi.

Por otro lado, Jungkook parecía estar anonadado e intentado procesar todo lo que sucedía a su alrededor. Primero, se reencontraba con un amigo de la infancia en nada más y nada menos que la resistencia omega en la cual estaba infiltrándose... Y ahora se entera que al parecer Hoseok no solo estaba apoyando la rebelión, el enemigo, sino que también estaba emparejado con uno de los representantes de esta. Ni en mil años se hubiera imaginado un escenario tan descabellado para su misión como el que estaba presenciando y no sabía como esto podría llegar a afectar sus objetivos.

— No deberías hablarle —dice Yoongi desviando el tema de conversación—, este alfa idiota tiene un juicio mañana, sólo ahí veremos si se quedará con nosotros o volverá al bosque con los de su clase.

— Prefiero ser hospitalario con los invitados —contrarresta Hoseok sin dejar de sonreír—, pero de todos modos ya me iba, tengo que ayudar a preparar la comida para la aldea.

En ese momento la mirada de ambos alfas se cruzan. Era difícil de imaginar que en algún momento compartieron recuerdos juntos mientras se criaban en la misma aldea, con sus familias unidas, revoloteando por los campos mientras aún eran cachorros. En el presente, en cambio, eran enemigos, dos caras de la misma manera que veían las cosas de manera muy diferente. Mientras que Hoseok estaba fuera de las rejas, Jungkook era un prisionero de guerra.

No podía evitar preguntarse a sí mismo como era que Hoseok llegó hasta allí.

— Pues apúrate que ya empezaron sin ti —insiste Yoongi para luego darle una mirada asesina a Jungkook—, y a ti vengo a informarte que Jimin viene a hablar contigo sobre tu audiencia de mañana. Será mejor que no te duermas antes de eso.

El castaño iba a protestar preguntando a que se refería con eso, pero en ese momento siente un olor dulce y familiar acercándose. De inmediato se le eriza la piel y su corazón comienza a latir de forma rápida. Habían pasado apenas unas horas desde la última vez que se habían visto y aún así le era imposible evitar la forma en su lobo interior reaccionaba cada vez que aquel aroma estaba cerca. Jungkook sentía que se volvería loco en cualquier momento.       

— Gracias por la entrada, hermanito. 

Y allí estaba caminando tranquilamente hacia la celda el omega Park Jimin con un aire despreocupado y las manos cruzadas en el pecho. Si Jungkook pudiese olvidar donde se encontraban quizá podría decir que le gustaba la forma en que el cabello del lobo caía de manera suave sobre su frente o que le tranquilizaba la manera en que el pecho de este subía y bajaba de manera rítmica indicando que respiraba pacíficamente. Quizá podría olvidarlo...

Pero no.

— Pueden irse chicos —aclara Jimin cuando esta cerca de los otros dos lobos que se encontraban en el lugar—, tengo que hablar un par de cosas con Jungkook.

Aúlla. Su lobo aúlla una vez que escucha su nombre en la boca de Jimin. ¿Cómo podía ser que el pecho le ardiese de aquella manera tan sofocante solo con la presencia de ese pequeño omega? No quiere, no puede. Todo duele.

— Ya nos vamos —contesta Hoseok entrelazando sus dedos con los de Yoongi—, cualquier cosa estaremos en la cocina principal.

Con esa despedida el alfa arrastra a Yoongi hacia la salida, no sin antes que este último le regale una mirada amenazadora a su hermano intentando hacerle entender que no debía confiar tan fácilmente. Jimin les hace una seña de adiós con las manos y pronto solo se encuentran el hijo del Jefe de los Alfas y el rostro de la Revolución Omega solos en la celda.