Rebellion ◆ Kookmin ; 국민

006.

Sentado a la mesa redonda se sentía igual que el Rey Arturo a punto de dar un discurso que evitaría alguna guerra, aunque su situación era bastante distinta. Ciertamente no era un reino entero el que estaba dependiendo de sus palabras, sino su misión. Pero la importancia, esa si era la misma, al menos para él.

Era la oportunidad de Jungkook para infiltrarse de una buena vez y cumplir su objetivo.

— Es momento de que Jeon Jungkook relate los hechos y sus intenciones para juzgar si dejaremos que se quede en nuestra comunidad —aquella voz le pertenencia a Yoongi, quien estaba frente a él con su mentón apoyado en las manos sin dejar de mirarlo, lo que no era ni de cerca parecido a un buen augurio—. Adelante, lobo. Cuéntanos qué pasó.

Lo rodeaban muchos omegas y eso lo podía notar solo por el olor dulce que inundaba el lugar. Quizá era el hecho de que ya llevaba casi un día entero allí en la base de la rebelión, pero ahora ya no se le hacía tan insoportable el hecho de que estuviera tan expuesto a la feromonas omegas. Al menos se sentía normal hasta que su olfato encontrase un aroma especial que no le dejaba concentrarse y para su mala suerte el dueño de aquel olor estaba justo a su lado sentado de piernas cruzadas y mirada perdida mientras esperaba por sus palabras.

Desde aquel angulo Park Jimin se veía extrañamente apetitoso.

Quiere dejar de pensar en ello para concentrarse, pero se le hace imposible. Tendría que hablar solamente esperando que aquella distracción no le jugase una mala pasada.

Así que comienza a actuar.

— Fui desterrado. Por mi padre...

Empieza a relatar los hechos que jamás sucedieron y que repitió de forma constante en su cabeza desde que le asignaron su misión. Moderaba su tono de voz y las pausas para que todos en la habitación le escucharan de forma atenta y no sospecharan la mentira. Además de Yoongi y Jimin en la mesa redonda habían tres mujeres omegas más mientras que el resto estaba de pie alrededor siendo testigos del juicio. Todos le miraban atento. Esperaban que cometiera un error, de eso Jungkook estaba seguro.

Cuando su discurso termina los omegas en la mesa se miran entre sí y le dan una seña a Yoongi para que hable nuevamente.    

— Bien —dice el hermano de Jimin acomodándose en la silla lentamente mientras Jungkook trata de poner su mejor cara de cordero degollado—. Entendemos que estabas en una situación en la que necesitabas ayuda, pero aún no nos haz dejado claro de como podríamos confiar en ti sabiendo quién es tu padre... Creo que todos los presentes nos preguntamos qué pasaría si el hecho de que te mantengamos aquí ayuda a que el círculo de alfas encuentre este lugar y destruya todo lo que con tanto esfuerzo hemos construido.

Jungkook va a responder, pero en cambio quien toma la palabra es nada más y nada menos que Park Jimin.

— Yo seré la garantía.

En la mesa se hace silencio y Jungkook alza una ceja. ¿Qué estaba planeando ese pequeño omega? No necesitaba de su ayuda. El podía solucionar aquello solo.

Una de las omegas que tiene el cabello largo y gafas le pide a Jimin que se explique.

— Yo me haré cargo de él y me asegurare de que no cause problemas —dice Jimin como si fuera la cosa más normal del mundo mientras esta vez las miradas se fijan completamente en él—. Yo fui quien lo encontró en el bosque y tenía bastante claro el peligro que sería traerlo aquí... Pero al igual que a muchos de ustedes a quienes ayude a escapar de sus aldeas en donde les maltrataban, yo no lo vi como el hijo del alfa Jeon, sino como un lobo que necesitaba ayuda sin importar su naturaleza. Por eso creo que no podemos desviarnos de lo que de verdad importa aquí. Jungkook no tiene hogar, ya no tiene donde regresar, se ha convertido en un marginado al igual que nosotros, ¿acaso le daremos la espalda?