~ Shadow ~

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Ya voy camino a casa. No puedo soportar de lo más mínimo la vida de los demás, ¿no entienden que no me interesa saber de ellas?

Tengo que robar un poco más de dinero, total a mi papá le sobra.

Me desvíe del camino hacía el correo, tengo que encontrar al mismo cartero.

Pasó cómo sí nada y me pongo frente a la gran barra y toco la típica campanita para llamar la atención.

-- ¿Se te ofrece algo? - Preguntó el resepcionista.

-- ¿Se encuentra... Amh... ¿Silver? - Pregunté de vuelta, el es el cartero que tanto busco.

-- Claro, de inmediato lo llamó. - Y se fue a lo que vendría siendo la bodega, en donde tienen todas las cartas.

No pasó mucho tiempo cuando apareció el resepcionista acompañado por el erizo albino.

Éste último, al tan sólo verme, me sonríe.

-- Hola chiquillo, ¿cómo estas? - Pfff, imbécil.

-- No tenemos casí nada de diferencia de edad, y sin embargo, ¿te tratas por viejo? - PUM.

El sólo me mira con desprecio, niñita.

-- No tengo tiempo para tus ñoñerias, quieras o no vas a entregar esta carta. - Dije al mismo tiempo en el que saco un papel arrugado.

Para él, son completamente familiar.

El sería algo así cómo mi cómplice.

Sólo quiero que lo entregue.

Mensaje ArrugadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora