•Siete•

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Los días se habían vuelto tan monótonos, rutinas diarias que habían perdido el sentido inicial de cuando comenzaron a hacerlas; poco a poco las últimas cosas que aún gozaban de energía eléctrica la iban perdiendo, no había más en qué entretenerse. Las pláticas largas y divertidas ya habían sido contadas, y volverlas a decir las hacía simplemente aburridas. De alguna forma, los humanos sobrevivientes, volvían a la prehistoria si no eran capaces de aprovechar la tecnología muerta.

Esa tarde Jun y Chan habían salido a explorar las calles abandonadas, era lo único que los podía mantener entretenidos. Les sorprendía un poco el hecho de que llevaban dos horas vagando por la ciudad y no se habían topado con ni un sólo zombie, como si ellos también se hubiesen aburrido de comer gente y convertir a otros. Qué vida más aburrida, hacer siempre lo mismo sin ser consciente de tus propios actos, matando a todo aquello que se mueva.

Jun mantenía la guardia arriba, no porque aún no avistaran algún zombie significaba que no verían alguno más adelante. Chan, por el contrario, estaba entretenido mirando los alrededores, jamás había visitado Daegu, y lo único que podía hacer ahora era imaginarse los buenos tiempos de aquellas calles.

La atención del mayor fue desviada hacia un movimiento rápido en uno de los techos —Chan— llamó casi silenciosamente. —Chan— volvió a llamar, esta vez con un tono un poco más alto.

El nombrado miró hacia atrás, no porque lo hayan llamado, ni siquiera había escuchado a Jun nombrarlo, lo hizo porque el ruido que se escuchó sonó por toda la cuadra. Estaba asustado, su cuerpo se congeló en ese instante, quería levantar el arma y disparar, pero su cuerpo no reaccionaba. Alguien tomó de su brazo y lo arrastró por las calles hasta un edificio abandonado. Se apoyó sobre sus rodillas, tratando de normalizar su respiración. Levantó la vista y lo primero que vio fue un adolorido Jun, se quejaba de dolor, la herida de su pierna aún no se había recuperado del todo.

—¿Estás bien?— preguntó una tercera voz, a quien Chan no identificó.

Jun asintió —sí, es sólo q-que— hizo una pausa para tomar aire —hace unas semanas me lastimé la pierna, y creo que la he forzado al correr.

—¿Q-qué fue lo que pasó?— se atrevió a preguntar el menor.

—Un ataque zombie— contestó el extraño, obviando su respuesta.

—Lo sé... Me refiero a lo que pasó después.

—¡Ah!— alargó la expresión, entendiendo a qué se refería el menor— arriba de éste edificio están mis amigos, ellos fueron los que lanzaron las bombas, yo sólo los salve de ellas.

El chico hizo un gesto para que ambos lo siguieran. Chan abrazó a Jun, dándole soporte para que pudiera caminar de manera más estable, aún le dolía y cojeaba un poco al caminar. Subieron tres pisos hasta llegar a la azotea, donde un chico les apuntaba con un arma, al darse cuenta de que eran ellos y no unos zombies, la bajó, mostrando una gran sonrisa.

—¿Están solos?— Preguntó el chico que los había llevado hasta el edificio.

—Por ahora si, nuestros amigos están en casa— Jun contestó.

—¿Están quedándose en una casa? ¿No es peligroso?

—No en realidad, somos seis, así que nos defendemos bastante bien, y a los zombies no se les ocurre visitar las casas. Por cierto, soy Jun y él es Chan

—Ya veo— se quedó un poco pensante. Le tomó varios segundos para regresar a la conversación —un gusto, yo soy JeongHan, ellos son MingHao— señaló al chico que estaba en el borde del edificio —y él es SeokMin— apuntó al chico que los había recibido con el arma.

|•Zombies: Una pesadilla•| [JiCheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora