-Tengo un mal presentimiento sobre esto- murmuró Hebe y la mirada de Obi-Wan se posó sobre ella, con un brillo que claramente llevaba una broma impresa.
"Hay cosas que se pegan..." pensó, con las palabras bailándole en la lengua. Pero no dijo nada. No porque no lo meritara, ya que si Obi-Wan Kenobi sabía algo era que nunca era mal momento para suavizar las cosas con un poco de humor, pero había algo en la voz de la chica que lo dejó con un cosquilleo intranquilo atravesándole la columna.
Un mal presentimiento...
En lugar de cualquier otra cosa, se limitó a asentir con la cabeza y llevar instintivamente su mano a su sable láser que colgaba en su cintura. Estudió sus alrededores con una mirada rápida, acentuada por la experiencia que significaba haber pasado tanto tiempo los últimos años en un campo de batalla. La fauna diurna dormía y la nocturna le cantaba a la luna, cuya luz blanquecina se filtraba tenue y pálida entre las hojas de los arboles. "Tan suave y brillante como polvo de estrellas" Oyó la voz de Hebe en su mente, sobresaltándose ligeramente. Aún le costaba acostumbrarse a aquel extraño vínculo, y ni hablar de entender el por qué de que pudiera filtrarse tan fácilmente entre sus pensamientos.
Polvo de estrellas... se repitió en su mente y le dedicó una mirada fugaz. Como ella. Tan lejana aunque sabes que está frente a ti. Tan suave, brillante y escurridiza... como polvo de estrellas.
Se sacudió esa corriente de pensamientos y se concentró en la Fuerza. En ese momento, era una corriente que le acariciaba los dedos, pero enseguida se transformó en un pequeño estremecimiento que erizó los bellos de su nuca.
-Espera- indicó Hebe, alzando su cabeza desde su improvisado escondite. Ambos estaban agazapados tras los arbustos.
Obi-Wan la imitó y presenció cómo la maleza se hacía a un lado y dejaba pasar a un pequeño Shisho; un animalito delgado, de pelaje corto moteado y seis patas largas, que no les llegaría en altura más allá de la cintura. El herbívoro surgió con un trote ágil, pero se detuvo en seco en medio del claro y olisqueó el césped.
-¿Ese es tu mal presentimiento?- bromeó entre susurros, pero ella permaneció imperturbable.
-Es solo un bebé...- gimió y Obi-Wan sintió su angustia bañando su vínculo. Al instante, comprendió la razón.
Los ojos del Shisho, tres pequeñas canicas dispersas horizontalmente sobre su hocico, parpadearon alerta, mientras alzaba sus diminutos cuernos de no más que tres pulgadas a su máxima altura. Olisqueó el aire y todo fue demasiado rápido. Un disparo y el silencio de luto que luego llenó la Fuerza... fueron suficientes para que sus hombros se curvaran y contuviera el aire. Algo le dolió en lo más profundo de sí mismo, como si le estuvieran arrebatando un poco de su propia vida. Ya no podía dividir sus propias emociones de las de su compañera, pero era totalmente consciente de que aquello no estaba bien... aquel era un ser inocente... y los Artemianos no usaban armas con sonido en la noche. Tenía que ser alguien más. Les gusta el silencio, les agrada no perturbar la paz de la naturaleza. Fue Hebe quien les contagió ese pensamiento... no, ese sentimiento.
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No soy un Jedi: Un fanfic de Star Wars
Fanfiction"-Un Jedi no teme, no odia, no ama. -Entonces... no soy un Jedi" En los últimos meses de la Guerra de los Clones, el infame general Kenobi está herido y perdido. Anakin se hunde en la búsqueda de su antiguo maestro, sin saber que la Fuerza podría es...