Mi diario...

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La luz de las velas hacía que las figuras de aquellos jóvenes parecieran  movimientos propios, como jubilosos bailarines acompasados por la única danza que sus alma reconocían.  El Amor.

Aquel simple beso duró mucho más de lo que el joven hubo esperado, su pecosa le estaba besando, el mayor anhelo de su vida ahora se hacía realidad.

Sus manos se dirigieron a su cintura e hizo posesión del cuerpo de su amada llevando hasta la cama y besándola como deseaba tanto, como hacía tanto, como nunca imaginó volver a hacerlo. Su cuerpo la deseaba y el se sentía feliz al notar que ella por igual desea ser suya; sin embargo él quería que fuese completa, no solo su cuerpo, también su alma y corazón.

Él se alejó suavemente de ella y le miraba mientras ella continuaba con sus ojos cerrados, ese beso creó en la joven un sin fin de sensaciones que por más que quiso describirlas le eran imposibles. Terry levantó su mano, acarició su mejilla y sonrió al ver el rubor en su pecosa; ella seguía siendo la misma a pesar del tiempo, de la amnesia y la distancia. "Eres la misma mi amor, aquella impulsiva joven que robó mi corazón". Él seguía sobre ella y sin decir nada contemplaba aquella imagen que era su mayor anhelo.

- ¿Te molestó que te besará? - Preguntó Candy mientras bajaba su vista por vergüenza al sentir que éste se alejaba de ella y se volvía a sentar a la cama y le daba su mano para que ella hiciese lo mismo

- No, nunca amor - Le respondió el joven duque subiéndole suavemente el rostro de Candy para poder verla más de cerca; amaba esos ojos color esmeralda y deseaba verse reflejado nuevamente en ellos. Le dio un suave beso en los labios y con su dedo acarició su mejilla - Tu eres mi dueña; jamás me molestaría por que me demuestre afecto, sin embargo si continuamos no podré detenerme y esta vez quiero hacer las cosas bien.

- ¿A qué te refieres con eso? - preguntó ella tratando de entender el significado de aquellas palabras, entonces como un destello de luz miró su mano izquierda y por primera vez entendió aquello que por tanto tiempo dio por hecho
- Exactamente lo que estás pensando. - Suspiró fuertemente para llenarse de coraje y continuó - No nos hemos casado aún

- Pe... Pero...
- Nosotros nos adelantamos un poco a la boda pecosa

El joven le contó todo lo sucedido desde que ella llegó, todo lo concerniente a Susana y el dolor ante su la pérdida. Sus verdes ojos brillaban abiertamente al escuchar todo aquello que fue su vida.

La tristeza que debió tener al perder al amor de su vida. Su entrega y como ella decidió partir y dejarlo atrás, fue parte del relato del joven hombre.

- No puedo creer todo lo que me cuentas. - Dijo la joven colocando una de sus manos sobre su corazón

- Es la verdad; pero ahora estamos juntos - fueron la suaves palabras que salieron de los labios del joven.

- ¿Terry y si no vuelvo recobrar la memoria? ¿qué pasará con nosotros? - preguntó ella asustada, sus recuerdos parecían olvidado y temía que está afectará su futuro junto a su nueva familia.

Le abrazó y besó la mejilla y le dijo: no te preocupes yo estoy contigo, todo lo podremos afrontar juntos; sin importar lo que venga tú y yo estaremos siempre juntos.

Si tu recuerdos vuelven crearemos nuevos; crearemos un presente y un futuro sin miedo juntos los tres.  Ella sonrió, el le mostraba esperanzas, donde por mucho tiempo pensó no tendría.

- Quiero mostrarte algo que para mí es uno de los más grandes tesoros que tengo; mi diario. - El joven tomó el diario en sus manos comenzó a leerlo y sintió qué parte de la vida de la joven era plasmada en aquellas líneas. Comenzó a leer quería sentirse parte de aquellos momentos que no estuvo junto a ella:

El Recuerdo de tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora