Three French Hens

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Se acomodó la bufanda, tratando de cubrir su nariz y boca del frío aire que soplaba contra su rostro. Sacó su celular, respondiendo un mensaje a su madre, rodando los ojos, antes de cruzar la calle para ir a la tienda de conveniencia. Luego de buscar lo que le pidieron, salió del local, acomodando su mochila al hombro. Comenzó a caminar de nuevo, sintiéndose un poco extraña conforme pasaban las calles. A cada paso, aumentaba la velocidad, sin llegar a correr. –Te tengo –sonó una voz a su lado, al tiempo que era jalada por el brazo, hacia un callejón. Ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar, cuando sintió su cuerpo chocar contra el suelo, para luego ser volteada boca abajo, y sentir un peso sobre ella. –Hola de nuevo, Kemy-chan –canturreó la rubia contra su oído, mientras trataba de mantener a la castaña sometida. –Vayaaa, ¿no te alegra verme? –la aspirante a heroína, no dejaba de moverse, tratando de quitarse de encima a la rubia que la había suplantado hace tiempo. – ¿Por qué me alegraría de ver a una loca como tú? –soltó con una sonrisa ladina, intentando molestar a la chica. –Jejejeje, pensé que me extrañarías –acercó más su rostro, lamiendo la mejilla de la castaña. Sin previo aviso, dejó libre a Kemy, con la sonrisa en los labios, sin apartar la mirada de la chica.

Por su parte, la castaña se puso de pie, manteniendo cierta distancia de la joven que la había acorralado. Algo en esa sonrisa le daba escalofríos, mientras intentaba pensar en qué clase de ilusión crear para su "atacante". Pero antes de reaccionar, volvió a sentir como su espalda chocaba contra la fría pared. – ¡Suéltame! –no recibió respuesta, más que aquella sonrisa de oreja a oreja que la mantenía nerviosa. Nada, más que un beso. Que a diferencia de la personalidad de Toga, era dulce y bastante cuidadoso. –Nos vemos, Kemy-chan –canturreó, antes de apartarse y dejar aquel callejón. Luego de unos minutos, Kemy comenzó a inspeccionar su cueró, en busca de alguna herida. Nada. Dio un paso, escuchando el crujido de una bolsa contra su pie. – ¿Pero qué-? –tomó la bolsa, abriéndola sin mucho cuidado. – ¿Qué diablos? –tres peluches le miraban desde el interior; tres gallinas blancas con crestitas rojas, estaban acurrucadas dentro de la bolsa, junto a una notita, cuyo único mensaje, era un "¡Feliz navidad!" con un corazón.

On the Third day of Christmas, my True Love gave to me...

Three French Hens...

•Two Turtle Doves...

And a Partridge in a Pear Tree.

BNHA 12 Days of ChristmasWhere stories live. Discover now