La onirica Búsqueda de los Caballeros.

el navio de velas negras.

No fue difícil encontrar el camino, solo siguieron la dirección del río tal cual les ordenó el anciano.

Era extraño, pero comenzaban a cansarse, algo muy raro ya que eran guerreros de élite y no llevaban ni dos días corriendo, cuando estaban acostumbrados a correr hasta seis días seguidos y no dormir por una semana.

-ah, estoy exhausto.
-ah...si...yo opino que descansemos un poco.
-no tenemos tiempo, tenemos que encontrar ese puerto y...
-dejalos descansar Aeras.

Se sorprendió mucho al oír al bicho decir eso, igual que sus compañeros.

-aun no sabemos que tan lejos está y lo que encontraremos ahí, si algún enemigo aparece...no podemos estar en desventaja... ¿No lo crees?

Se giró a ver a Krest el cual solo aceptó, tenían que estar en óptimas condiciones para poder recuperar a Kratos.

-no chicos, aún podemos seguir.

Héctor y París, que eran los que habían pedido el descanso, se pararon de golpe, avergonzados por su idea, Krest y Zaphiri deberían de estar desesperados y ellos...

-esta bien...yo también estoy exhausto.

Con calma el cubo se sentó en unas rocas invitando a su esposo a acompañarlo, los demás suspiraron y desidieron imitarlos.

-ah, tengo hambre.
-yo también...le hubiésemos pedido al anciano algo para comer.
-¡Tsk! Ustedes solo piensan con la panza....¡GRRRRRR! 😳
-pues parece que tú panza los apoya Ashura 🤭.

Gateguard y los demás comenzaron a reírse, no sabían que tan lejos estaban  pero solo descansarían lo suficiente antes de seguir, se sorprendieron mucho cuando Luco saco de sus cosas una gran cantidad de alimento, no era un banquete pero si algo de pan y unas semillas.

-¡Hermano eres un genio!
-¡Mi  lirio hermoso, gracias 😍!
-¡Cariño, nos as salvado 😍!
-gracias 🤭
-¡GRRRRRR 😠!

Una pequeña comida antes de seguir, con fortuna encontraron esa ciudad ese mismo día.

¿Mmm?

Pancho se alejó un poco de ellos, desde hace un buen rato sentía incomodidad, se sentía observado y en peligro pero...

-¿Que sucede?

Los demás le veian preocupados.

Sus brillosos ojos escanearon el lugar, solo había árboles petrificados que adornaban el sendero...al menos eso parecía.

-andando, tenemos que apurar el paso.

Subió al hombro de Zaphiri y comenzó a arrearlos, los demás no se negaron y tras un pequeño refrigerio comenzaron a andar.

Comenzaba a amanecer cuando un fuerte olor a sal les llegó, estaban cerca, se echaron a correr y lograron divisar la ciudad portuaria de Dylath-Leen, no era tan impresionante como Ultar, la verdad era pequeña, lúgubre, con calles amplias pero muy tétricas, provista de enormes almacenes de tiendas y una cantidad considerable de tabernas. Lo que si les dejo deslumbrados fue la enorme cantidad de galeras. Había navíos de muchos tamaños, unos pequeños, de pescadores, otros tan grandes como la galeras que el Santuario ocupaba y otros más grandes, casi del tamaño de sus templos. Y ni hablar de los pescadores, algunos eran muy parecidos a ellos pero otros...

-¡Hermano!

Luco se escondió tras su hermano, que sintió un escalofrío al ver bajar a ese enorme...pues...no sabría cómo describirle. Parecía una especie de pescado amorfo, era un sujeto alto, con una piel azulada y tersa, un par de llagas en el cuello, labios anchos y desprovisto de nariz, con unas orejas puntiagudas y una cresta muy parecida a la de un pez espada.