Rapto

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Hakurei comenzaba a aburrirse ya llevaban dos días ahí y nada, por algún extraño motivo las estrellas se negaban a aparecer.

Desde que llegaron un extraño banco de niebla rodeaba la torre de StarHill, impidiendo a sus ocupantes el poder contemplar el cielo nocturno, lo cual era muy raro ya que, bueno, jamás en toda la historia de esa torre astronómica había ocurrido, el cielo siempre se encontraba despejado y los astros se podían contemplar tan claros como el agua, incluso parecía que podías tocarlos.

-¡ah! Aún no se despeja.
-no...esto es extraño
-Patriarca

El hombre de túnica blanca caminaba de un lado a otro, contemplando desde el balcón ese banco de niebla tan espeso. Desde que llegaron tenía un muy mal presentimiento, parece que algo andaba mal con el futuro de su querido nieto...y eso le aterraba.

-¡tsk!

Hakurei contempló como se quitaba su casco y la parte superior de su túnica, dejando al descubierto a un hombre de unos cincuenta años, de piel morena, con un cuerpo fortalecido con la edad y el trabajo físico, se podían apreciar una serie de cicatrices por todo su torso, huellas de antiguas batallas. Se acercó hasta la orilla, amarrando su castaño cabello en una coleta baja.

El hombre estiró las manos mientras concentraba toda su energía.

Hakurei logró ver como un aura verdosa cubría todo su cuerpo.

Concentró todo su cosmos en la palma de sus manos y lanzó una especie de brisa. Pero por alguna razón la niebla no se despejó, esto descontroló al patriarca. Volvió a hacer el mismo movimiento pero con más energía. En esta ocasión el banco de niebla pareció moverse un poco, como una delgada cortinas que se mueve ante el aire. Más y más poder, tenía que quitar esa espesa niebla que le impedía ver el cielo.

-¡Patriarca!

Hakurei se asustó un poco cuando la torre comenzó a temblar, resultado del enorme cosmos que su superior desprendía. Los ojos del joven se abrieron sorprendidos cuando el patriarca comenzó a lograr su objetivo. Doblo los dedos, como si sujetará una puerta con mucha fuerza y comenzó a abrir la blanca cortina.

Las estrellas poco a poco comenzaron a aparecer. Dragón, lira y Hércules le dieron la bienvenida, acompañadas de cisne, a su derecha la corona boreal y Virgo se apreciaban.

Pero había algo más, las constelaciones no brillaban tanto, incluso... parecían opacas.

-Patriarca ¿que está pasando?

Hakurei se colocó a su lado mirando asustado como el cielo se volvía cada vez más negro, mientras la niebla intentaba ocultar nuevamente los astros.

-que está...

Un fuerte estruendo hizo retumbar la torre, anonadados observaron lo que parecía una enorme mano hecha por sombras. Esta intentaba acercarse a Escorpión pero.

Sonaba loco, muy alucinante, pero ambos hombres podían jurar que las constelaciones se...¡movían¡

Asombrados vieron como el escorpión preparaba su aguijón listo para atacar...pero no era el único. La constelación de Acuario brillaba tanto como su compañero y parecía acercarse poco a poco intentando auxiliar al bicho. Las dos estrellas principales (Antares y Sadalssud) brillaban al unisono, como si se comunicaran entre ellas.

La enorme mano intento aprisionar al jarrón, pero el bicho brinco frente a él clavando su aguijón y haciéndole retroceder.

Los guerreros no podían creer lo que veían, solo les atacaba a ellos dos, a ningun otro astro, incluso, todas las demás constelaciones habían desaparecido. Esto era una clara alusión a sus caballeros (Zaphiri y Krest) pero que quería decir y porque.

La onirica Búsqueda de los Caballeros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora