(Zaphiri, Francisca, Héctor y Paris)
Avanzaban por un camino rocoso y sin vegetación, solo montañas a su alrededor de un color óxido.
Iban montados en una especie de Yaks, exageradamente grandes, tanto como un elefante, de pelaje muy grueso y negruzco, su trompa estaba muy afiladas, como si se tratarán de un oso hormiguero, sus cuernos eran más parecidos a los de un ciervo y no tenían ojos, pero si cuatro pares de patas.
Los enormes animales avanzaban por las rocas, desplazándose a una velocidad increíble (Héctor y Paris se habían bajado ya que estaban aburridos...les costó alcanzarlos, esas bestias eran muy rápidas).
La pequeña caravana avanzaba a gran velocidad, bajo una tormenta de arena, tan roja que parecía sangré. Zaphiri iba montado en una de esas cosas, mirando fijamente a su guía que avanzaba metros adelante, un anciano muy peculiar, que por alguna razón le daba un poco de miedo.
Según habían escuchado este hombre llegaba a negociar con los altos sacerdotes de Nyarlathotep, a los cuales visitaba en sus templos, en ese momento se dirigía a uno de ellos por lo que decidieron acompañarlo, esperando que ese sacerdote supiese donde estaba su hijo.
"Tengan mucho cuidado con el anciano terrible"
Es lo que los portuarios les habían advertido.
"Es un hombre siniestro"
De momento no sabía si era cierto o no. Su guía era un hombre de edad avanzada, alto, pero muy delgado y de piel arrugada,se veía frágil, con arrugas cubriendo su cuerpo, mirada cansada, su andar era lento, un hombre ya muy grande, tanto que ni siquiera los hombres del muelle sabían cuánto.
Pero, pese a su fachada, los caballeros podían sentir algo de temor a su persona, sus sentidos les gritaban que era peligroso por lo que mejor no perderlo de vista.
-¡Falta mucho!
...si...dos días más.
El bicho comenzaba a desesperar, deseaba llegar ya y salvar a su hijo, no le quedó de otra más que bufar y apretar con fuerza las correas tornando sus manos blancas.
-Zaphiri cálmate.
Francisca se puso a su lado, le había costado mucho controlar el carácter explosivo de su compañero, que en más de un par de veces había intentado obligar al anciano a ir más rápido.
Continuaron avanzando por ese valle. El mundo onírico era muy raro, el tiempo pasaba de manera extraña, atardecio tres veces, el sol estuvo a medio cielo cuatro, llovió dos y les granizo una, esas jodidas gotas de hielo eran tan grandes como una pelota, aminoraron el daño gracias a los abrigos de piel que el anciano les dió.
"Pasando esa montaña todo será descenso, sujete se bien o terminarán muertos"
-¡¿Ah!?
"Esta noche acamparemos aquí, las bestias tienen que descansar."
-no tenemos tiempo para eso, mi hijo me espera y...
El viejo le miró molesto, mientras bajaba de su animal y comenzaba a desempacar su tienda.
Francisca no tardó en detener a su amigo, evitando que hiciera alguna estupidez.
-lo necesitamos...cálmate.
Algo casi imposible, pedirle a Zaphiri que se calmara era absurdo. Más bastó que Héctor susurra : "piensa en Kratos" Para que el bicho se comiera su orgullo, no le quedó de otra más que obedecer.
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La onirica Búsqueda de los Caballeros.
Aventurecontinuación del fic " Y si tenemos un bebé" Krest y Zaphiri finalmente fueron bendecidos con su pequeño retoño. Por desgracia su felicidad no durará mucho ya que un terrible y antiguo mal ha puesto sus ojos en el recién nacido. Los dorados tendrán...