*Anabeth*
Desperté con el mayor dolor de cabeza que alguna vez había tenido. Estaba acostada en mi cama, recordaba lo que había pasado, pero nunca hubiera imaginado que llegaría al extremo de desmayarme. Y eso me demostró el miedo que le tengo a mi padre.
Giré un poco la cabeza, Travis y mi madre estaban conversando. Ella notó que mis ojos estaban abiertos y rápidamente se arrodilló junto a mi cama y apoyó su mano derecha en mi frente.
-Anabeth, ¿Cómo estás?- Preguntó con esa cara de preocupación que todas las madres hacen.
-Bien, supongo. Me duele un poco la cabeza pero estoy bien- Dije sentándome. Travis se acercó un poco a mi cama. Me sentía un poco perdida.
-¿Quieres contarme que te sucedió? No puedes desmayarte de esa manera porque sí- Mire a Travis, no sabía que decir. Volví la mirada a mi madre que estaba esperando con ansias una respuesta.
-Estaba nerviosa porque había olvidado todos los regalos en Nueva York- Mamá no supo si creerme o no, lo podía descifrar en su rostro. Además, esa es la peor mentira que podría haber dicho- Emm...Ya sabes mamá, soy muy perfeccionista. Odio que las cosas salgan mal- Traté de hacer un poco mas creíble mi mentira, pero Travis negó con la cabeza y luego habló.
-No hace falta que mientas, tu madre ya sabe. Yo se lo conté- Dijo algo apenado- Siento que estés asi por mi culpa-
-No es tu culpa- Mi mamá me quito las palabras de la boca- Mi marido tiende a juzgar a todo el mundo. Pero quiero que sepas que por parte mía y de mis hijos eres más que bienvenido a esta casa-
-Mi mamá tiene razón, y no es tu culpa. Soy muy nerviosa siempre- Intenté pararme y él tendió su brazo para ayudarme. Lo tomé y finalmente me establecí entre medio de los dos -¿Qué hay de cenar?- Pregunté, tenia hambre.
Ellos dos nada más rieron, no entendía por qué. Enserio tenía hambre. Mi madre salió de mi habitación dejándonos a mi y a Travis allí.
-Son como las tres de la mañana, Anabeth- ¿Tres de la mañana? Tenía hambre de todas maneras. No había comido desde el avión. Supongo que la emoción de estar con mi familia de nuevo me hizo olvidar comer. Hice un gesto de molestia y crucé mis brazos, Travis rió.
-¿Cómo fue todo? ¿Cenaste con ellos?- Pregunté apuntando a mi puerta, refiriéndome obviamente a mi familia.
-Si, bueno, estuvo bastante bien. Eso creo- Dijo algo inseguro frotando su mano en su cabeza. De una muy rara manera, amaba cuando hacía eso.
-¿Eso crees?-
-Tu mamá me ayudo un poco. Terminé de deducir que no le caigo muy bien a tu padre-
-Ya lo imaginaba- Me senté en mi cama, estaba cansada. Y hambrienta.
-Bueno, el tampoco me cae bien a mi- Se sentó a mi lado, yo sonreí por la rudeza con que lo hacia.
-Es mi papá, sin él yo no estuviera aquí ahora- Giré mi cabeza para mirarlo.
-Por eso mismo- Dijo, girando su cabeza también, con una sonrisa gigante.
Era algo incomodo estar así. Ninguno de los dos hablaba, mis ojos estaban en los suyos y los suyos en los mios. Había un brillo especial, uno que no había visto nunca. No solo en sus ojos, nunca había visto esa expresión en cualquier otra persona. Todavía no podía comprender que transmitía. Pero me hacía sentir bien. Estando en Nueva York, en Canadá, o en cualquier parte del mundo, estar con él me hacía sentir algo que jamás había experimentado antes. Y me desesperaba no saber que era.
Y ¡Boom! Para arruinar mi momento mi celular sonó. No era precisamente una llamada, pero el tono de mensaje bastó para que nos separáramos. Maldecía la tecnología y todo lo que tenía que ver con ella. Pero ya no podía hacer nada más, ese momento era irrecuperable. Finalmente tomé mi celular para ver de quien se trataba.
No era la persona que más suponía, menos a esta hora. Pero por alguna razón me alegró.
"Hola Anabeth, ¿Cómo estás?"
Leí el mensaje de Connor y no podía creer que en verdad me había hablado. Como cuando las personas dicen "Te llamaré" o "Te escribiré", nunca lo hacen. Es solo una cuestión de parecer educado. Pero él si me había escrito, y era raro. Lo conocía desde la mañana del día anterior.
"Perdón por la hora, espero que no te halla despertado"
Otro mensaje llegó, y el enojo de Travis también.
-Más vale que no contestes ese mensaje- Dijo levántandose de mi cama y señalando mi celular. Estaba furioso, y yo no entendía por que.
-¿Por qué no? Connor es...-
-Connor, Connor, Connor, Connor, ¡Es de lo único que has hablado hoy!- Era una de las pocas veces que había gritado así.
-¿Por qué te molesta tanto? Es solo mi amigo. Lo conocí esta mañana ¿Qué tiene de malo el hecho de que me hable?-
-Me cae mal ¿Sí?-
-¿Estás celoso, no es así?- Sonreí, era gracioso verlo enojado.
-No- Dijo cruzándo sus brazos.
-No- Dije yo, esta vez en un tono sarcástico. Era obvio que estaba celoso.
-No- Y acto seguido, caminó a la salida de mi habitación y cerro la puerta de un golpe.
Enserio se había enojado. No pensé que un mensaje de Connor lo afectara tanto. De todas maneras, iba a dejar de estar enojado conmigo en la mañana. Respondí el mensaje:
"Hola! No me despertaste, ¿Cómo estás tu?"
Y así seguimos hablando como por una hora, hasta que por fin me dormí.
Muy confundida sobre mis sentimientos y sobre lo que me estaba ocurriendo.

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Different Souls
Fiksi Penggemar¿Que pasaría si encontraras a tu lado opuesto? ¿Lo aceptarías? ¿O no? ¿Sería este tu salvación? ¿Existiría amistad? ¿Amor? ¿O no? Ella, Anabeth Henman. Tiene 22 años y esta viviendo en New York, estudiando lo que mas le gusta, medicina. Nació en Ca...