En el hospital

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Yo cogí el móvil rápidamente y llamé a una ambulancia. Ari corría hacia la casa de sus primos para avisar a sus tíos.

-¡¡JESÚS!!-dijo Dani a voz en grito mientras iba hacia su hermano.

Al ver toda la escena, el estrés que tenía encima, y que los del hospital no contestaban, me puse a llorar. De repente alguien contestó por la otra línea. Yo ahogué un suspiro de alivio.

-Hola, necesitamos una ambulancia en la Calle Sol.

-Vale, es seguida llega una.

A los pocos minutos llegó la ambulancia. Las chicas ya se habían levantado, habían visto lo que pasaba fuera de sus pensamientos, y solo se preocupaban por Jesús.

En el hospital sólo estaban en la habitación los padres de los gemelos y Dani. Todas esperábamos fuera muy preocupadas.

-Dios, y todo esto por vuestra culpa-dijo Paula mirando a Zaira y a Nerea.

-Eh eh, que nuestra culpa no ha sido-respondió Nerea.

-No, no ha sido culpa de nadie-continué yo-Ha sido culpa de la vida y de vuestros sentimientos.

Justo en ese momento salió Eva llorando.

-Chicas, Jesús está en coma. No saben cuándo despertará-tras una pausa continuó-En serio, no se que ha pasado, pero ha teenido que ser muy fuerte para que le pase esto. Y sí, ya se que Jesús es muy sensible, y que llora rápido, pero nunca le había pasado esto.

Todas nos miramos confusas. Yo abrazaba a Ari, que al igual que yo, también lloraba. Nerea abrazaba a Zaira, ésta vez, ella también lloraba. En realidad, llorabamos todos. se nos habían olvidado todos los problemas, ya que nuestra única preocupación era Jesús.

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Por la mañana seguia en el hospital, ya que mis padre se habían ido, y yo me tenía que quedar con los Oviedo. Vi que también estaban los padres de Ari. Y las chicas ya se habían ido.

Fui a la cafetería a desayunar. Allí me encontré a Dani con la mirada perdida, dándole vueltas al cola-cao.

-Ey, que a eso ya no le quedan grumos-intenté animarle yo.

Él me miró intentando forzar una sonrisa, pero no pudo. 

-Lo siento, es que no es sólo mi hermano. Es todo, no lo entenderías-me dijo con lágrimas en los ojos.

-Dani, sé que es todo, y pronto te diré por qué lo sé-le respondí mirándole conlástima y haciendo un gesto de comprensión.

-¿Cómo que sabes que es todo?-preguntó algo confuso.

-Jaja, ya te lo contaré, pero ahora tómate el cola-cao que le van a volver a salir grumos-dije con tono divertido.

Ésta vez, consiguió esa sonrisa forzada que buscaba antes.

Después de desayunar, fui a ver a Jesús. Estaba tumbado en la cama, con sus ojitos cerrados, y la máquina esa pitando a buen ritmo. A penas le conocía, pero no soportaba verlo así.

VIGILANDOLES (Gemeliers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora