Aquí esta. aquí esta, el capitulo nueve, toma ya, espero que os guste y avance para el próximo, sale un personaje algo importante para el desarrollo final, espero actualizar mañana, es duro escribir en una hora 3700 palabras, pero con los examenes que tengo en dos semanas es el único momento del día, espero que lo entendáis, gracias por leer y no olvidéis comentar, que me encanta.
P.D: El próximo cap tiene el título de "Cathleya"
Ahora sí,
Adieu;)
- ¿Estás segura de esto? -pregunto Oriel.
- Sí...continua -susurro Scarlet sin siquiera mirarle a los ojos.
Entonces lo sintió de golpe, se aferró con fuerza a la espalda de Oriel, no le importaba clavarles las uñas en la piel, sintió como unas lágrimas amenazaban con salir de sus ojos, pero las contuvo, ya había hecho esto antes aunque en las veces anteriores no había sentido tanto dolor, parecía como si Oriel quisiese hacerle daño de verdad, sin percatarse le mordió el hombro con fuerza.
Su cuerpo notaba como ya se iba acabando y eso la alegro, toda su zona baja estaba dolorida, él por fin se separó de ella y se dejo caer en el enorme trozo de cama restante.
Su respiración era agitada, al igual que la de Scarlet, solo que la rubia no se atrevía mirar a Oriel a los ojos, notó como el joven se había levantado de la cama e iba recogiendo su ropa por el suelo.
La hecho al cesto que tenían y se puso ropa nueva.
- ¿A dónde vas?
- Tengo cosas que hacer que te aburrirían, voy a salir del castillo así que no me esperes despierta.
- Oh...vale.
Oriel salió por la puerta sin mirarla y en ese momento Scarlet se sintió como un simple objeto, tragó saliva y giro la cara, no quería mirar en dirección a la puerta; al levantar la mirada Scarlet se miró en el espejo, su piel era cierto que estaba reluciente y su cabello mucho mejor cuidado con aquellos productos, a demás de tener una estupenda ropa que no solía ir mucho con ella, cualquier chica sería muy feliz pero por alguna razón Scarlet no lo era.
Se miró a si misma a los ojos.
Suspiro.
- ¿En quién te has convertido Hunter? -murmuró.
Scarlet se llevó una mano al estómago y sus ojos se oscurecieron, no quería, ella no estaba preparada, todavía no comprendía como había dicho que sí.
Cuando se puso en pie sintió entre sus piernas un dolor atroz, la había destrozado, a duras penas fue hasta el baño y preparo todo para darse un baño.
Al sentir el agua caliente contra su piel Scarlet suspiró y su vello se erizo. Hundió su cuerpo hasta la barbilla, el largo cabello rubio se disperso por toda la inmensa bañera. Hizo burbujitas en el agua con la boca, no dejaba de pensar en aquello y de lo idiota que había sido al decir que sí, era demasiado joven para tener un hijo, cierto era que quería formar una familia de la forma que siempre soñó.
Una casa de color blanca en un bonito pueblo con vistas al mar y un gran jardín para que sus hijos jugasen en él hasta hartarse, una biblioteca para ella sola donde también continuar con sus inventos, puede que a lo mejor un perro como mascota a demás de Naga.
Quería todo aquello, pero donde estaba ahora ni se le acercaba, todo era negro o blanco, y con casi diecisiete años iba o pretendía ser madre. Algo dentro de Scarlet le decía que sería una madre espantosa, puede que ella hubiese tenido una madre, pero no lo suficiente. Nunca había hablado con nadie sobre los chicos, nadie la había ayudado la primera vez que le vino el periodo, no había ido nunca de compras con su madre, no se habían peleado por el modelito que se quería poner y Angélica no le dejaba o incluso nadie le había dado "la charla".
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Crónicas Elementales 3: Viento Diamantino. © [PRÓXIMA REEDICIÓN EN AGOSTO]
FantasyTercera parte de crónicas elementales