Capitulo 13. Te aprecio demasiado para que ten hagan daño.

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Aquí estoy, yuuuuju.

Quiero que sepáis que este capitulo ame escribirlo y espero que améis leerlo, es uno de mis favoritos.

Espero que os guste, ya sabéis encantada de que comentéis preguntéis, votéis, aceptar sujerencias para capitulos extras, que en dichos estoy corta de inspiración para los extras...

Os quiero XD

Adieu;)

Cuando Scarlet abrió los ojos se sintió descansada y relajada, estaba cómoda con una almohada caliente y blanda, sentía un aroma a mar, normalmente lo repudiaría, pero en este caso no, solo lo inspiró más hondo, por alguna razón ese olor le producía paz, una paz mágica; entonces se dio cuenta; se tapo la boca con las manos para evitar pegar un grito, de un momento a otro se puso roja. No era capaz de creer lo que había hecho y no solo una vez, varias.

Eso era lo que se llamaba adulterio.

Bufó.

No sabía que hora era, intento en vano levantarse, pero cierta persona a su lado la tenía bien sujeta, se giro un poco y lo vio durmiendo a pierna suelta, eso la puso furiosa.

Aunque estaba furiosa no pudo evitar caer en la tentación de mirarlo profundamente, ya era incapaz de ignorar a aquellos sentimientos que crecían en su pecho, cada minuto que pasaba junto a él sus sentimientos volvían a crecer, era incapaz de controlarlos.

Aún así estaba furiosa con él, incluso con aquellos terriblemente sexys hoyuelos que formaba al sonreír mientras dormía, ni tampoco aquel cabello negro rebelde que ahora le caía sobre los ojos, estaba furioso con él, pero más aún consigo misma.

Inspiro y espiro, tenía que conseguir liberarse para que todo no fuese tan vergonzoso de lo que ya era, tenía que salir de entre sus brazos, pero como si se estuviese burlando de ella cada vez que intentaba soltarse se agarraba con más fuerza. No le quedaba otra, le tapo la nariz para que no pudiese respirar.

Espero y espero, hasta que...

Se incorporó de un salto y engulló aire, ese fue su momento, Scarlet se puso en pie de un salto y salió corriendo en dirección hacia el cuarto de arriba.

Oyó a Damian llamarla algo enfadado, ella solo sonrió,  y se metió en la ducha; esperaba que Damian pillase la indirecta y se marcharse para no volver, pero una parte enorme de ella le decía que se iba a quedar allí para su desgracia. Sentir el agua bajo su piel le vino bastante bien, era refrescante.

Deseaba a ver visto el rostro de Damian, sonrió de nuevo.

Aún bajo la ducha recordó todo lo de la noche anterior, se sonrojo como nunca, con la mano recorrió todos aquellos besos que había depositado sobre su cuello, su clavícula...algunos incluso habían causado unas ligeras marcas, ya había hecho aquello antes y puede que se hubiese avergonzado de todo aquello, pero por todas las extrañezas del mundo en esta ocasión no fue así, ella siempre había amado los subidones de adrenalina, vivir al límite para sentirse lo más viva posible, pero después de esa apasionada noche con su enemigo por naturaleza, nunca se había sentido tan viva y feliz.

Ella aún no lo sabía, pero poco a poco estaba reconociendo aquellos sentimientos que la atormentaban en su interior. Apagó la alcachofa de la ducha y el agua dejó de correr.

No sabía cuanto tiempo había estado allí, pero esperaba que hubiese sido el suficiente para que Damian se marchase -dentro, dentro de ella sabía que no lo haría-, si se iba sería lo más fácil para ambos.

Con solo una toalla se encamino a aquel vestidor que le había proporcionado Oriel, nunca pensó que en su viaje lo utilizaría, pero dando que sus cosas estaban abajo y no quería bajar solo con una toalla, eso era lo mejor, para ambos y sobretodo para ella.

Crónicas Elementales 3: Viento Diamantino. © [PRÓXIMA REEDICIÓN EN AGOSTO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora