Scarlet se despertó con los primeros rayos del sol, sintió un gran peso sobre ella, al girarse vio como Oriel la apretaba contra ella, no le molesto, se recostó más contra él, se sentía a gusto, como ella esperaba había conseguido olvidar; pero de todas formas no conseguía quitarse aquel dolor en el pecho, tenía una gran tristeza que no sabía como quitarse.
Y para ella era extraño, nunca se solía sentir de aquella forma.
Como era habitual, ignoro esa parte de ella y cerró los ojos.
Sintió como Oriel se movía a su lado, pero no la soltaba; ella sonrió aún con los ojos cerrados, notó la sonrisa de Oriel contra el cuello.
- Se que estás despierta.
- Qué perspicaz...
Oriel apretó contra su pecho a Scarlet e inspiró su aroma a girasoles y cenizas.
- Aunque sea muy tentador quedarse en la cama todo el día, hay algo que quiero mostrarte.
- ¿Y no me lo puedes mostrar aquí?
- No.
Scarlet a regañadientes se levantó de la cama y dejo caer la sabana, no llevaba nada debajo lo que dejo a Oriel con una impresionante vista, pero sus ojos negros se clavaron en su espalda y se ensombrecieron, allí cruzando toda su espalda se encontraban innumerables y profundas cicatrices, esas heridas de guerra que le habían causado al torturarla.
- Todavía está en pie lo del cirujano plástico.
La rubia bufo mientras se adentraba en el vestidor, al llegar el primer día Oriel le ofreció un cirujano plástico para que le quitase esas marcas en la piel, porque decían que la hacían lucir peor, pero Scarlet se negó. Ella quería conservar dichas cicatrices y cada vez que pasaba los dedos por su su espalda avivara la ira que llevaba contenida en su interior, no quería que se fuesen, eran la diferencia que había entre Normales y Psycos.
- Ya sabes la respuesta a eso Oriel.
Oyó a Oriel chasquear la lengua y después suspiro largamente.
- Lo que tú quieras...por cierto ponte algo cómodo, como ropa de deporte.
- ¿Por qué? -quiso saber Scarlet.
- Forma parte de sorpresa bombón.
Scarlet cogió unos pantalones de algodón negros y una camiseta roja de tirantes; ella se acabada de dar cuenta de que la mayoría de su ropa era negra o roja, algo raro; por último se puso unas zapatillas negras y se recogió el cabello dorado en una cola alta.
Oriel aún estaba acostado en la gigantesca cama y por lo que vio la rubia, se había vuelto a dormir, ella algo molesta se acercó hasta la cama y le miró de cerca. Justamente él le había dicho que por las mañanas había que levantarse temprano y ahora estaba dormido, sus plateadas pestañas chocaban contra sus mejillas y respiraba tranquilamente.
Ella iba a despertarlo, estaba resentida, si ella no podía dormir quién estuviese más cercano a ella tampoco.
Se sentó encima de él, a ahorcajas, dispuesta a taparle la nariz hasta que despertarse, con una sonrisa en el rostro de la joven estaba dispuesta, entonces Oriel abrió los ojos, tenía una sonrisa triunfal en el rostro.
Poso sus manos en las caderas de la joven aún con la sonrisa en su rostro, la rubia estaba desconcertada y a la vez molesta.
- No estabas dormido, eres un tramposo.
- Bueno lo único que quería era tenerte en esta posee al final.
- Cuando justamente acababa de vestirme ¿no? -Scarlet alzó sus cejas rubias y cruzo los brazos sobre su pecho, aún así sin quitarse de encima de Oriel.
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Crónicas Elementales 3: Viento Diamantino. © [PRÓXIMA REEDICIÓN EN AGOSTO]
FantasíaTercera parte de crónicas elementales