— Párate de esa vaina, nojoda, pareces una perra.
— ¿Y qué soy pues? Deja la ladilla, marico triste.
Alejandro, mi hermano, me andaba fastidiando como si fuese un carajito, el maldito bobo ese no dejaba de caminar por toda la puta sala.
— Si caminas más rápido la turbina de la verga esa se arregla, ten fe.— Dije con convicción y con voz gruesa. Se arrecho más.— Hermano, quédate quieto, ellos van a entender...
— ¡Se supone que debíamos estar en conferencia a la una de la mañana, Alexandra, son las putas tres de la mañana y no tenemos luz!
Gracias Maduro.
— Vas a despertar a la señora Cristina y nos van a regañar, pajuo.— Le advertí desde el mueble.— Óyeme Pedro, ¿Qué te dijo el tipo ese?
El pana de lucha estaba sentao en el piso, relajado.
— Coño mami, mínimo, si tal, a las cuatro, apenas son las tres y media, falta un pelo.— El pana de lucha estaba sentado en el piso, sacudiendo una sábana para que los mosquitos no picaran.
Ustedes podrán tener panas con Meru que les roban al papá o amigas que se patrocinen las de Smirnoff, pero yo tengo un pana que me espanta los malditos genes.
— Y por fin, ¿Qué beta e' ese qué andan tan pendientes, tan vendiendo perico o cómo es la vaina?
— ¿Recuerdas a los coreanos...?
— Los chinos, ajá sí, sí sé.
— Bueno, estamos trabajando para ellos.— Explicó Alejandro. Ignorando el hecho de que Pedro seguía llamando chinos a los coreanos.
Puto.
— No valeeee, no hay vida. ¿Tas vendiendo a Alexandra a un chino? Qué bolas tienes Alejandro.— Marico, sinceramente, yo no sé de dónde sacó aquella conclusión.— Que puta tú, es que yo sabía, mira esa boca, boca e' puta.— Lejos de ofenderme, lo que hice es reírme.
— Mira, mamaguevo estúpido, no estoy vendiendo a nadie, gallo.— Alejandro volvió a la casa, había salido por enésima vez para ver si la urbanización del frente ya le había llegado la luz.— En los edificios llegó ya.
— Ajá menor, sigue la lírica pues.
— ¡Ah sí! Estamos ayudando a un grupo en el proceso...— Aún sin luz, podía ver qué Pedro no me entendía un coño.— Ayudamos hacer los vídeos musicales.
— Ah yaaaa, más fino.— Dijo para después levantarse.— Te quiero burda y todo, pero me estoy es muriendo del sueño en banda. Me voy.
— Que bicho marico, nunca en mi vida había conocido una persona tan bicha guebon.
— Mamame el guebo vale.— Chocamos los puños.— Nos vemos rata.— Se despide de Alejandro.
Habíamos quedado nosotros dos nada más, solos. La casa estaba a oscuras, y lo único que se podía ver era el piso gracias a la luz de la luna que entraba por la puerta del patio. Desde hace dos días no tenemos luz, menos mal y compramos las bombonas porque nos íbamos a morir de hambre...
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¿Corea? Coño e' su madre. [BTS]
FanficNo, esta no es la típica historia de Fanfic venezolanos sobre BTS, o bueno, eso espero. Alexandra Fabiola Pérez Alvarado. Alejandro Miguel Pérez Alvarado. Su vida es la típica de un venezolano, no vive en la miseria, pero tampoco tiene una vida de l...