Masturbando Blancos Folios

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La luz del flexo, situado en el escritorio, es lo único que ilumina toda la habitación.

Son las 3:30am y sigue sin volver a la que consideraba mi fiel amante. Soy un desastre. No consigo huir ni liberar mi mente de tantos males. Han pasado días y ni un triste mensaje. En estos momentos me hallo rodeado de tinte y folios por todas partes. Mal arte, entre esas líneas escritas se reparte. Si no se hubiera ido, estarían llenas de vida y no tiradas ni magulladas de manera salvaje. Suena absurdo, pero si están así no ha sido por mano ajena, sino por mi propio puño. A concepto de considerarme persona, ante esa escena, queda nulo.

*Suspiro*

Cojo con furia y sin miramiento una de las hojas del suelo pese a que noto la tristeza que de ella emana.

Dice así...

Palabras sinceras quedan desechadas. Me duelen las verdades calladas. Como puñales se clavan en mi alma. La carne, desde dentro, me desgarran. Al grito del dolor, nadie acude a mi llamada. ¿Qué esperaba? Lo sé y aún así, siempre guardo una falsa esperanza. La misma de "a ver si todo cambia". Para. Hace tiempo que en mí de Peter Pan ya no queda nada. Quiero ser niño de nuevo y soñar con las hadas. Pero el tiempo inexorable pasa. Solo me cobijo en estas páginas blancas. A fin de que alguien me recuerde y no queden mis pensamientos en la estacada. Que se compartan. Algunos, de estas cosas se espantan. Mentes incultas contra mentes sabias... Entre ellos y nosotros, ¿Quién gana la batalla? El concilio de la noche, el consuelo del alba. Sueños que ni mis pies ni mis manos alcanzan. A lápiz herido, un escritor que se desangra. Ahora ya no, antes lloraba. Los momentos más pequeños vivirlos con calma...

(Efecto de sonido: disparo de pistola con cargador vacío).

Una bala. De nuevo las fuerzas me fallan. Cobarde y no palio mi rabia. ¿Con quién pagarlas? Soy yo el problema. Sólo veo fallas. Cuento los días pintando rayas. La noche me vence. Exhausto caigo en coma en la cama. Pasan las horas. El café de la mañana. Besos que acallan. Arañazos en la espalda. Desordenada madrugada. ¿Acordarme de algo? Qué gracia. Una que llega y otra que dejamos pasarla. En el suelo otra falda. Solo veo tristeza en esa sonrisa falsa. Cuervos que anidan en canicas blancas. ¿Seguimos hacia delante o nos bajamos en esta parada? Si quieres romper todo, calla, sino habla...

****Pasan 3 horas****

Llego a solas a casa. Me tiro al alcohol. La primera copa no, la undécima me sacia. Se me clava en el estómago como cientos de espinas de acacia. En este día, nada bueno me acompaña. Le doy de comer a la gata. Subo a la terraza. Un cigarro y nostálgico miro por la ventana. Recuerdos de ella llegan. Mis ojos se empañan. Ya no habrá pañales ni risas de niños en la casa. El futuro planeado de mi mente se arranca. Saco el móvil, no pienso rendirme, no quiero abandonarla. Empiezo a llamarla. Al otro lado de la línea no está para descolgarla... Tantos años juntos echando raíces para ver nacer un árbol, que ahora mismo se tala. Asesinado el pájaro de rota ala. Me siento la mitad podrida de la que era una completa naranja. Ella ha cruzado la línea. Yo detrás de la franja. El dolor resulta ser la medicina para la ceguera que me ataba. Pensar que cada cosa que dijo y viví era una mentira. Me desnudé ante ella y ahora me siento una persona frágil y violada. Para olvidar, al oro verde le doy una calada. Las reglas de este juego nunca fueron marcadas. Inmisericorde musa que ante el poeta no habla. La unión acaba en separación. El tema se zanja.

Un clavo saca otro clavo. Al menos eso pensaba. Pasan los días. De encima de una de mis estanterías, lencería fina se halla colgada. Noches frías aún con encuentros en los que me aferro a la calidez humana. Dicen que estos placeres llenan, mas sin amor... el corazón daña. Por voluntad propia colocaría mi cuello sobre el filo de la Guadaña. No hay nada que me salve mas la Muerte me ampara. Quiero el descanso eterno, del que todo el mundo habla. Pero las dudas me superan y vuelvo dos pasos atrás, a ver si las cosas puedo arreglarlas. O quizás no. No puedo retroceder en el tiempo, hay que esperar, a ver si por sí sola la herida se sana. Pero a veces los deseos, como las personas, salen rana. Guardián de la Ceniza, Custodio de la Llama. Maldecido fui con llevar una vida solitaria. Todo aquello fueron cortinas de humo para ocultar lo que ansiaba. Y por no dejarlo salir, me asfixiaba. A mí mismo me mataba... Que cambie mi suerte al oler romero y gitana buena me toque las palmas. La primera me dijo lo que quería escuchar, "... tendrás una vida de bonanza". Deseo dar con una segunda. Al contrario que la otra, espero que su lectura sobre el futuro, esta vez, sea acertada...

Por obra del destino mis manos se hallan malditas. Me las veo ennegrecidas. Desdicha la mía por confiar en la quiromancia. Irónica idea querer besar la de Fátima. El "¿por qué?" es evidente si uno conoce la defensa que otorga y la suerte con la que a su portador baña. Ojalá pronto de esta negrura por mi propio pie salga. ¿Debería cargar el arma...? Bah, es una tontería, a lomos de la Muerte nadie cabalga...

Sin IdeasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora