Capítulo 3

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Al día siguiente, todo transcurrió con normalidad por la mañana. Todos aún parecían sorprendidos por el hecho de que Alex y yo éramos "pareja". Nos miraban como si fuéramos alienígenas. Al llegar a mi locker, como de costumbre, Alex se quedó esperándome.

—No pienso decirle a mis papás. — dijo Alex finalmente. Ella contuvo la respiración.

—Alex... — empecé, pero ella me cortó al instante.

—Ni Alexandra, ni Alex, ni Al. — gritó, y algunos voltearon a vernos. — ¡No hay manera de cambiar mi decisión Sarah, entiéndelo de una vez! — no quería mirarla a los ojos, cuando Alex se enojaba daba miedo. — Yo sé que tu si quieres salvar esto, pero yo no, no de esta manera, y no hay otra salida.

—Alex tiene que haber otra manera, sabes que... — estaba tratando de calmarla, porque sabía que si seguía así yo también iba a explotar, y la iba a lastimar, y eso era lo que menos quería.

— ¡No! ¡Yo no sé ni mierda! — finalmente la vi, sus ojos se habían oscurecido, su frente estaba arrugada, estaba echando humo. — ¡Entiende de una maldita vez que si tenemos problemas, no va a estar destinado a ser! ¡Deja de ser tan persistente Sarah! ¡Tus malditos intentos por hacer lo mejor terminan siendo una completa basura! ¡Déjalo ser, se acabó! — esa fue la gota que derramó el vaso.

— ¡¿No quieres salvarnos?! ¡¿No crees que este destinado a ser?! ¡Pues bien! ¡Tal vez nunca estuvo destinado a ser! — no me pude contener más y le grité. — Tal vez sea mejor así, al menos me di cuenta de que eras una cobarde antes de que esto se pusiera más serio. La nenita no es capaz de enfrentar a sus papitos, ni siquiera por mi ¡Yo que soy tu mejor amiga! ¿No me vas a ayudar? ¡Pues bien! ¡No puedo creer que me llegaste a gustar Alex! Pero si tú ya no quieres pelear por lo nuestro, entonces terminamos, y no solo como novias, sino como amigas. Mucha suerte con tu estúpida e hipócrita vida. — tire la puerta de mi casillero, y me largué. Tenía tanta rabia que ni siquiera sabía bien lo que le dije. Todo simplemente se salió de mi boca sin permiso alguno. Entre a mi salón de clase y me senté, me puse los audífonos, crucé mis brazos encima de la mesa y recosté mi cabeza encima de ellos, no quería que nadie me viera llorar.

Lloré porque Alex no era capaz de enfrentar a sus papás, lloré porque sabía que ya no tendría oportunidad con Amy, lloré porque se había sentido bien fingir con Alex, pero ya todo se había acabado, lloré porque en el reproductor sonaba Say Something de A Great Big World y Christina Aguilera y esa canción me ponía muy sensible, y más que nada, lloré porque sabía que después de lo que dije, sea lo que sea que haya dicho, había perdido a mi mejor amiga.

No estoy segura de cuánto tiempo transcurrió mientras lloraba, aproximadamente unas 5 canciones, pero no sabría decirlo con exactitud. Un brazo me sacudió, pensé que era el profesor. Me sequé las lágrimas, me quité los audífonos y levante la cabeza; era Amy, ella estaba en mi clase, esa era una de las razones por las cuales la había conocido y me había empezado a gustar. Amy me pasó un papelito doblado, lo desdoble y decía:

¿Qué les dijo el rector? – Amy.

Yo le respondí.

Prácticamente nos obligó a terminar. - Sarah

Y se lo pase, y así mantuvimos la conversación.

¿Y le hicieron caso? ¿Por eso estás llorando?

Más o menos, Alex y yo peleamos porque nos dijo que teníamos que decirles a nuestros padres, y ella no quiere.

No me gusta verte así Sarah, ¿hay algo que pueda hacer?

A&SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora