—Hola Shin-chan—El silencio reinó el lugar, era increíble porque ni los grillos o pájaros hicieron ruido.
Midorima estaba pálido, casi como un fantasma. Sus ojos brillaban con incredulidad y sorpresa, no podía creer lo que sus ojos miraban sin embargo estaba seguro de que no se trataba de un sueño o una broma. Takao, su Takao estaba ahí tan hermoso como recordaba, con su piel semi acanelada y sus brillantes ojos grises.
Una tos interrumpió sus pensamientos, era su hijo quién lo miraba con interés mal disimulado. Midorima Rei tenía curiosidad y eso no se veía todos los días.
—Padre, creo que debes atender tu visita, yo me iré a mí cuarto—Rei hizo una reverencia hacia el pelinegro quien lo observó sorprendido. El niño estaba más grande desde la última vez que lo vio.
Midorima Shintaro estaba mudo, en shock. La sorpresa no cabía en su rostro y sus manos lo demostraban al temblar levemente. Ese absurdo apodo le resultaba lo más hermoso que había escuchado.
Kazunari suspiró, era la hora de hablar y poner todo en su lugar sin tener que cargar con la conciencia.
—Midorima-san—Se corrigió. Eso de "Shin-chan" había sido del pasado y tenía que quedarse ahí.—Tengo que hablar con usted sobre algo importante, ¿Podemos pasar?—
Saliendo de su ensoñación el peliverde asintió para después dirigir su vista a algo de lo que no se había percatado al perderse en sus pensamientos. Al distinguir lo que era la confusión le invadió.
¿Una carreola?. A caso Takao había tenido un hijo. El simple pensamiento hizo que su estómago se removiera y su corazón doliera.Al estar dentro de la casa las cosas se pusieron tensas y el silencio no ayudaba mucho, por eso Midorima quiso romperlo.
—Takao yo quiero explicarte lo que sucedió esa vez, se que estuvo mal ocultarlo pero..—
—No vengo hablar de mí ni de tí, eso ya no importa. Solo vengo a decirte algo que tenía que haberte dicho el día —Dijo haciendo referencia del último día que se vieron.— Ese día tenía que darte una noticia, la mejor de mi vida pero dadas las circunstancias no se pudo.—
El pelinegro se acercó a la carreola notando en el trayecto que su hijo estaba despierto con sus grandes ojos verdes y brillantes, observando a su Papi acercarse. Seitaro estiró sus brazos pidiendo salir y bajar del lugar para poder correr en ese lugar que a sus ojos era desconocido.
Takao tomó en brazos a su bebé y lo dejó en el suelo. Observó a Midorima que lo miraba expectante. Lo medito un momento y se preguntó.
¿Estaba haciendo lo correcto?.
La mirada de su bebé lo devolvió a la tierra. Su niño sonreía en grande.
—'Api es omo el miyo—Habló el bebé haciendo referencia al cabello verde y sedoso del más grande. En un arrebato se quitó el gorro que llevaba puesto, exhibiendo así su verdosa melena.
Takao pudo escuchar con claridad una exclamación ahogada de Midorima. Soltando un suspiro de resignación se puso de pie y lo observó a los ojos.— Él es.... Seitaro, tiene tres años, es un bebé muy inteligente y amable, es muy amoroso, él es tu hijo, Midorima —Tomó asiento y prosiguió hablando.— Él día que me enteré de tu esposa e hijo, venía a darte la noticia de que estaba embarazado pero como sabes las cosas no se dieron y decidí huir—
Midorima al salir de su Shock lo observó con el ceño fruncido.— ¿Porque no me buscaste después de eso, Takao? Es mi hijo yo tenía derecho de saber de él..—
Takao soltó una risa amarga y desganada.— Dime Midorima... ¿Cómo ibas a reaccionar al enterarte de que ibas a tener un bebé, cuando nadie sabía de la relación que teníamos? ¿Que ibas hacer cuando tú esposa se enterara de que le eras infiel? ¿Cómo crees que todo el mundo miraría a mi bebé al ser hijo mío que a los ojos de los demás no era más que tú amante? —El peliverde guardó silencio.— Eso pensé. Solo quiero que tú formes parte de la vida de mi hijo, porque a diferencia de tí, yo no le voy mentir a mi hijo —
Después de eso el silencio reinó el lugar. Midorima no acababa de procesar la información, cuando vio a Takao se imaginó de todo pero nunca de que le diría que había tenido un hijo de él. Sin embargo un sentimiento cálido como el que sintió cuando sostuvo por primera vez a Rei surgió en su interior.
Por otra parte Seitaro observaba con mucha curiosidad al peliverde mayor, pues nunca, aparte de él, había visto a otro persona con el mismo color de cabello, así que de forma tímida se acercó y tirando un poco del pantalón deportivo de Midorima buscando llamar su atención.
Midorima dió un pequeño brinco al percatarse del pequeño individuo que hace apenas unos minutos se había sacado el gorrito que lo acompañaba. Lo observó fijamente, era exactamente igual a él cuando niño exceptuando que el pequeño no usaba lentes.
Seitaro le sonrió mostrando sus pequeños dientitos.— es omo el miyo —Volvió a repetir.
Takao se acercó y le sonrió, se puso a la altura se su bebé d hizo que lo observara.— Bebé, ¿te acuerdas de lo que hablamos hace una semana?—
El niño asintió aún con una sonrisa— Shi de mi apa—
—Aja, y ¿que te dije de él?—
—que etaba lejitos pero que me quelia muchio—
El corazón de Midorima latía rápido y el sentimiento cálido se hacía más fuerte en cada palabra tan tierna que salía de la boquita del niño.
—Exacto y también te dije que te llevaría a conocerlo —Takao se puso de pie con su hijo en brazos.— Él —Señalo a Midorima— Él es tu otro papá—
Seitaro lo volvió a observar y sonrió con inocencia.— Pol eso es omo el miyo —Señaló su cabello mientras soltaba una pequeña risita.
—Si mi amor, por eso es como el color de tu cabello, ahora papá te quiere decir algo —Al terminar de hablar le pasó el niño a Midorima quien no sabía que decir.
Ya con el niño en brazos, Midorima sonrió sintiendo sus ojos un poco húmedo.— Hola, me da mucho gusto conocerte bebé—
Takao los observó hablar por un largo rato hasta que Seitaro cayó rendido después de platicar de muchas cosas con su papá. El pelinegro vio la oportunidad de volver a hablar del asunto serio.
—Bien, es hora de hablar de cómo nos repartiremos los días que puedes estar con él —
Midorima supo que tal vez, solo tal vez había perdido a Takao.
1/?
ESTÁS LEYENDO
Dad. (MidoTaka)
Fanfiction-papito-Un pequeño peliverde sonreía en grande mientras abrazaba por el cuello a su padre doncel. A sus cortos tres años sabía que ese hombre era la persona que más amaba en el mundo.-papito te amo muchio- Takao kazunari sonrió eternesido y optó por...