5.-Bebé.

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Eran las siente de la mañana y Midorima se encontraba en la entrada de su casa esperando a Takao y a su hijo, pensando en lo que había pasado hace una semana.

" —Bien, es hora de hablar de cómo nos repartiremos los días que podemos estar con él —

Midorima supo que tal vez, solo tal vez había perdido a Takao.

—¿Repartirnos los días? —

Takao asintió.

—Si, estuve pensando que deberías pasar tiempo con el y formar un vínculo, pensé que tal vez es bueno que los fines de semana los pase contigo también que son tus días de descanso y no tendrás problemas en cuidarlo —

Midorima lo observó desconcertado.— No tenemos que dividirnos los días, tú puedes quedarte conmigo y darle una familia a Seitaro —

—Creo que no entiendes Midorima, yo no quiero nada que ver contigo y si te preocupa lo que tú esposa d hijo piensen, yo puedo hablar con ellos —

—Ya no tengo una esposa, Takao —

—Eso no cabía las cosas Midorima, si estoy aquí no es por tí ni por mi, es por Mi hijo que hago todo esto—

La sala volvió a quedar en silencio. Resignado, Midorima no tenía más opción que aceptar las condiciones de Takao y esperar que con el tiempo lo perdonará y se dieran la oportunidad de ser una familia.

Soltó un suspiro y lo observó con tristeza.— Está bien—

—Bien, como te decía los fines de semana puede quedarse contigo—

Y la conversación tardo lo necesario para quedar de acuerdo."

El ruido de un taxi lo saco de sus pensamientos y se acercó al portón con impaciencia. Del taxi bajo Takao con Seitaro en brazos aún dormido y en pijama.
Midorima se acercó al taxista quien sujetaba tres pañaleras y una pequeña mochila de rana.

Al tener las pertenencias del menor se las tendió al guardia que se encontraba en ese momento por ahí.— Me haces el favor de llevarle esto a una de las empleadas, también le puedes decir que lo suba a mi recamara—

El joven asintió y partió al interior de la casa.

Takao le tendió al niño y él con mucho cuidado de no despertarlo lo tomó entre sus brazos.

—Lo más seguro es que no tarde en despertar —Susurró el pelinegro.— bien te daré algunas indicaciones: primero no le des muchos dulces si no quieres un tornado en tu casa, Seitaro come todo tipo de comida de preferencia que sean verduras menos papas hervidas, sigue tomando leche en polvo en una de las pañaleras vienen los vasos entrenadores y ropa suficiente, también traje pañales porque Sei-chan avisa pero a veces tiene accidentes por eso lo mantengo con pañal aún. Es muy sensible así que no le levantes la voz, también es muy curioso y necesita mucha atención si no se la das te estará molestando todo el día para que lo mimes. Bien de todas formas te dejé una lista en su mochila de ranita —Takao se detuvo y acarició la mejilla del niño y suspiró con un poco de tristeza.— Por favor, cuídalo mucho porque es lo más preciado que tengo en el mundo—

Midorima asintió un poco aturdido por tan información dicha en segundos.— Te lo prometo por mi vida —Pero no dudó en responder con seguridad.

Takao sonrió levemente y se alejó.— Bien, entonces me voy, ¡Ah! También dejé mi número en la lista por cualquier cosa, ahora si, me voy—Con lentitud se subió al taxi y se despidió. El carro avanzó y se perdió de vista en el camino.

Al estar solos decidió entrar a la casa y subir a su recamara para acostar en su cama al pequeño seguía profundamente dormido.
Hizo una barrera de almohadas para que Seitaro no cayera y al estar listo busca su ropa y se metió a bañar. Poco tiempo después salió ya vestido con ropa deportiva y al percatarse que el bebé seguía dormido bajó a la cocina para desayunar. Al estar ya en el lugar vio que su otro hijo ya estaba levantado y desayunando.

Rei lo observó.— Buen día padre, tal parece que hoy no saldrás a correr, ¿Ocurrió algo?—

Entonces Midorima cayó en cuenta que Rei no sabía nada aún, había olvidado decirle por estar platicando de ello con sus amigos.

Era ahora o nunca.

—Rei, tengo algo que hablar contigo y sé que eres muy inteligente, así que debes de saber quién era la persona que vino hace una semana —

Rei asintió un poco incómodo.— Era el doncel del que me hablaste, el amor de tu vida —

Shintaro asintió serio.— Me dijo que huyó de mí y ahora tal parece que me tiene rencor —

Rei se sintió un poco mal por su padre sin embargo había algo que le decía que era lo que se merecía.— Que mal —

Midorima medito un poco de cómo decirle la siguiente noticia a su hijo mayor, no sabía cómo reaccionaria.

—También me dijo que —Suspiro— Me habló acerca de algo importante que tenía que decirme ese día cuando lo conociste por primera vez —

Rei se sentía un poco nervioso, había perdido el hilo de conversación.

Midorima prosiguió.— Tuvo un hijo mío —Bien lo había dicho.

Rei quedó un momento en shock y luego observó a su padre quien se mantenía serio.— ¿Po-orque no me lo habías dicho?—

Midorima lo observó con culpa.— Porque a mi también me cuesta trabajo procesarlo —

La cocina quedó en silencio y Rei se aclaró la garganta.— Ya veo, y ¿Que pasó después?—

—Hablamos de que días estará conmigo, de hecho esta aquí y aún sigue dormido —

Rei jugó con su comida, el hambre se le había ido. Pero eso no evitó que siguiera preguntando.— ¿Como se llama?—

Midorima sonrió levemente, agradecía al cielo por tener un hijo tan comprensivo y maduro para su edad.— Se llama Seitaro y tiene tres años —

Cuando Rei iba a hablar de nuevo un llanto inundó el lugar.

—Tal parece que el bebé  ya despertó—Murmuró Rei.

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Capítulo seis en proceso :3

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Dad. (MidoTaka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora