7. Lágrimas.

4.9K 411 144
                                    

El viaje en el auto fue agradable más aún cuando pararon en una tienda de conveniencia para comprar unos cuantos dulces y agua embotellada, y por supuesto una bolsita de papas fritas que el pequeño Seitaro había pedido, claramente pidiendo de favor y diciendo que luego se las pagaría.

Era simplemente una dulzura.

Midorima se estacionó, para luego bajar sus bolsas y la pañalera de pequeño.

Rei tomó de la mano a su hermanito cuando estuvieron fuera del auto. Se sentía nervioso y no siquiera sabía la razón.

Seitaro daba pequeños brinquitos pero estos se detuvieron al ver un pelimorado muy alto como un gigante de los cuentos que su papito le contaba cuando se iba a dormir. Una sonrisa grande apareció en sus labios.

—¡Un gigante! ¡Uno muy glande! ¡Shi-chan mila!—

Murasakibara está impresionado por el gran parecido que tenía el pequeño con su amigo, era obvio, aunque al principio tenía sus dudas ahora lo confirmaba. Un momento ¿El niño había dicho gigante?.

—Eh~ te aplastare pequeño mido-chi~—

Una risa risueña y llena de inocencia inundó el lugar.

—Uste no pule señol gigante, eso es malito—

Como no adorar aún pequeño tan lindo cómo ese. Por la cabeza de Atsushi solo rondó un pensamiento.

—Midochin me lo llevaré a mi casa—

Midorima solo suspiró.

—Atsushi, deja de molestar a Midorima—

Seitaro se sonrojó cuando detrás del "gigante" salía un doncel tan bonito–obviamente no tanto como su papi Kazunari–sus cachetitos se tornaron rojos, así que optó por esconderse entre las piernas de su papá.

Tatsuya sonrió con ternura. El pequeño bebé desprendía dulzura y eso le recordaba cuando su hijo Atsuya era apenas un pequeño niñito tímido. Se agachó hasta quedar a la altura del niño.

—Hola hermoso, soy Murasakibara Tatsuya, mucho gusto—

Seitaro lo observó directamente a los ojos, ese señor le provocaba pena, y en ese momento se preguntó si todos lo amigos se su papá eran tan bonitos. Seitaro se acercó lentamente jungando apenada mente con sus dedos.

—M-mucho gusto, mi nomble es Seitalo y tengo así —Mostró tres de sus pequeños deditos.

Himuro sonrió y se puso de pie observando a Midorima.
—En verdad que es un encanto—

Midorima sonrió con orgullo, obvio que su pequeño hijo era un encanto, total era un creación de él y su Takao.

Luego de ese pequeño encuentro decidieron acercarse al resto de sus amigos que reaccionaron de la misma forma, halagando al adorable bebé que tenía por hijo.

—¡Wahhh~—

Midorima solo pudo ver una silueta rubia pasar por enfrente y cuando menos lo vió venir Ryota tenía en sus brazos a un muy alegre Seitaro.

—¡Están lindo, Midorimachii~! ¿Me lo puedo llevar a casa?—

Shintaro negó con un suspiro ¿que tendían todos que querían llevarse a su hijo a su casa?.

Todos se acercaron al pequeño peliverde que con mucho gusto aceptaba todos los mimos que le proporcionaban.

—El parecido es impresionante, pero aún así se parece bastante a Takao-kun—

Midorima dió un salto.

—Kuroko, no me asustes así—

—Ahora soy Kagami, Midorima-kun—

Dad. (MidoTaka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora