Capítulo 4

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No podía creer que Bianca estuviera aquí, se supone que estamos dándonos un tiempo no debería aparecer cuando quiera, me levanté lo mas despacio que pude para no despertar a Dion, me puse ropa interior ya que al parecer dormí desnudo con otro hombre bastante desnudo también, antes de otro enloquecimiento gay salí de mi habitación y cerré la puerta.

Bianca estaba en la cocina preparando algo, llevaba un vestido blanco de flores mientras freía algo en la estufa, la mesa estaba puesta con panqueques calientes y jugo de naranja, tengo que aceptar que si quiere volver se esta esforzando por que ella odia cocinar.

- Bianca...que haces aquí?

Dio un pequeño brinquito y voltea a verme con una sonrisa de fingida sorpresa en su rostro, hasta lleva un delantal.

- Hola mi amor, como te estabas tardando en llamar decidí que el tiempo termino y debemos pensar en nuestro futuro.

Da unas palmaditas en la mesa como pidiendo que me sentara y regresó su atención a la estufa, como si todo estuviera resuelto.

Odio esto de ella, que decida todo por mí.

- Esa no es tu decisión, yo aun no quiero volver...

Se encogió de hombros sin voltear a verme, como cuando peleas con tu madre y es una discusión perdida por que ella tiene la razón absoluta, así es Bianca y así es mi madre, será por eso que se llevan tan bien, ambas decidieron que yo no era bueno para tomar mis propias decisiones, tenían que ser ellas quienes las tomaran por mí.

- Por favor Kevin basta de esto, no hay mucho que pensar, ya fui al banco, pedí un crédito a tu nombre y esta tarde iremos a comprar el anillo de compromiso, ya llamé a tu madre y le avisé que este fin de semana iremos a cenar para dar la noticia de nuestro compromiso.

No podía creerlo, que diablos está pensando esta mujer, seguro habló con mi madre y entre las dos lo decidieron.

- Hablaré con el banco no debieron otorgarte nada, llamare a mi madre también, te pedí tiempo Bianca y en estos momentos no sé si nuestra relación pueda continuar.

Estaba molesta, se notaba en la forma en que cortaba el pan, si ese baguette fuera mi pene no quedaría nada.

- Seamos adultos, he estado contigo por cuatro largos años y no voy a perder todo este tiempo por que quieras tener una aventura Kevin, ya fuiste y cogiste con quien quisiste, crees que no me daría cuenta de esa tarjeta con el nombre de Dion y su número de teléfono, tu ropa manchada de semen y apestando a sudor y alcohol, una puta de bar seguro, ya es tiempo de asentarnos, o enserio crees que alguien más está dispuesta a soportar tu falta de superación, si no fuera por mí ni siquiera vivirías en este departamento, seguirías en ese barrio de quinta en el que estabas, necesitas quien te apoye y te guie...

Bianca se giró y enmudeció.

Estaba mirando detrás de mí con la boca abierta y me daba idea de que es lo que veía, un enorme hombre semidesnudo.

- Cariño ¿Por qué discutes con la servidumbre?

La vos de Dion a estas horas de la mañana sonaba incluso más profunda, estremeció el apartamento, pero al parecer no intimidó a Bianca quien pasó del blanco a un rojo intenso, estaba furiosa por ser llamada sirvienta.

- ¿Quién es este tipo y que hace en nuestro departamento?

Nuestro, nunca ha llamado a este lugar nuestro hasta hoy, lo poco es mío, lo abundante de ella y este departamento para ella es poca cosa, siempre a querido una casa grande con una cerca blanca y nada de hijos.

Las Leyes del Amor 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora