Capítulo 2

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Encontrar la dirección del departamento de Kevin y subir los cinco pisos con él cargado fue más fácil que pasar al portero, un hombre muy mayor que insistía en no dejarme entrar hasta que le mostrara mi placa, no entendía que era bombero, no policía, pero al parecer el amigo de Kevin le dejó muy claro que sólo un hombre con placa podía subir al departamento de su amigo si este no estaba.

Después de enseñarle mi identificación como jefe de bomberos y mostrarle a Kevin durmiendo en mi camioneta me dejó entrar, tenía que conocer a ese Andrew tarde o temprano, parece un chico de respeto.

Su apartamento es pequeño, sólo una plaza con sala, comedor y cocina, no fue difícil tampoco encontrar su recamara la única puerta interior, lo deposité con cuidado en la cama y le quite la ropa, verlo completamente desnudo despertó mi libido, pero me resistí, este chico no podría aguantar nada más, entré en su pequeño baño y tomé una toalla que humedecí en agua caliente para limpiarlo, tiene unas piernas hermosas que ahora están manchadas de mi semen seco, revisé su entrada que aunque roja y dilatada no tenía desgarres, no pude resistirme a darle un pequeño beso; él se estremeció y suspiró al sentir mi aliento.

Lo cubrí con un edredón, tomé un pedazo de papel, escribí mi nombre y número de teléfono por si quiere buscarme.

Aunque ahora que sé su nombre y donde buscarlo creo que sólo buscaré la oportunidad para crear un encuentro casual.

- Espero que estés limpio pequeño por que esta fue la mejor cogida de mi vida.

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Desperté en mi cama queriendo que todo fuera un sueño, pero la sensación en mi culo me dice que fue real, un tipo enorme y sexi me cogió en los baños de un bar.

No sé cómo llegué aquí, lo último que recuerdo es demasiado vergonzoso para querer ahondar en ello.

Por la luz del sol que entra por mi venta es más de medio día, que suerte que no tengo nada que hacer hoy, creo que no puedo pararme, mis piernas parecen de gelatina, pero necesito usar el baño, siento algo en mi culo y sé que el condón se rompió.

Era lógico, el monstruo que ese tipo tenía entre las piernas no cabría en uno de mis condones, pero no lo detuve, incluso le rogué que me jodiera.

Después de una limpieza profunda de todo mi cuerpo decidí tomar cualquier cosa de comer y volver a la cama, quiero olvidar lo que pasó anoche, sacar esta curiosidad enferma de mi sistema y volver a mi vida normal.

Dormí todo el día, al despertar entrada la noche me sentía desesperado, incluso llegué a pensar que esto es lo que siente un adicto al no recibir su droga a tiempo, me vestí y fui al bar de nuevo.

Pasé toda la noche en la barra buscándolo con la mirada, pero no lo encontré me habría quedado más tiempo de no ser porque unos tipos empezaron a molestarme y me dio miedo.

Soy un cobarde, pero eso me demostró que no busco a cualquier hombre, lo necesito a él.

De vuelta en mi departamento unté mis dedos en lubricante y jugué con mi culo, aún estaba sensible por su pene, toqué todo mi cuerpo, pero no fue suficiente, sólo quedé frustrado y si es posible más desesperado.

Al despertar todo era peor, me dolía la cabeza y tenia un vacío en el pecho.

Encontré una nota de Bianca donde decía que había pasado por algunas de sus cosas y me dejó el almuerzo.

Bianca, quien se estaba tomando esto tan bien esperando pacientemente a volver, y yo aquí desesperado por un desconocido del que no sé ni su nombre.

Las Leyes del Amor 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora