ANIVERSARIO 4º.

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Diciembre...

¡DICIEMBRE! x4

Haciendo el ridículo. x4

Primero que nada, ¡una disculpa por todos los traumas que han estado llegando con los capítulos! Si alguno de ustedes tiene dudas, favor de dejarlas aquí para que sean respondidas.

Y sí, hoy venimos con más... *Tambores* ¡SHIPPS!
Porque ya sé que les encantan y me gusta consentirlos.

Ethan, ¿qué tenemos preparado para hoy?

Matt: La puerta roja.
Mei: ¡DIJE ETHAN!

Ethan: Otros dos shipps muy queridos.
Y sí, prepárense porque la escritora es sádica.
Creo que estos serán los más crueles de los shipps. Después traerán cosas más divertidas.

Mei: ¡Los amo! :'v

Ethan: Por el momento, aquí están estos dos. Y por mayoría de votos quedaron en este puesto.
Near x Andrew. 13 votos.
Y el favorito de todos en el interior... ¡Near x Near! 10 votos.

¡EMPEZAMOS!

No son canónicas. :v

NARRA NEAR/JAY.

El olor a libros viejos y amarga vainilla me despiertan serenamente.
La tranquilidad me invade.
Todo está en silencio...
Pero no estoy solo.

Hay una estrella a mi lado...

Volteo de reojo para ver si aún sigue dormido.

Llegué hace cinco horas, y he estado durmiendo desde entonces, lo normal. Pero él tampoco se ha levantado.
Me pregunto, ¿cómo puede seguirme el paso de esa manera?
Le he dicho que no tiene que esperar despierto, más bien, le he dicho que no tiene porque venir los fines de semana para quedarse.
Nunca me escucha, es tan necio.

Siempre me da la espalda cuando duerme. No le permito dormir en el suelo porque no tengo colchones de repuesto, así que duerme arriba conmigo. Pero generalmente se acuesta cuando me he dormido o se duerme él primero antes de que yo me acueste.

—An... —susurro rozando su espalda—, ¿estás despierto? —No me responde ni se inmuta.
Usa una camisa blanca que le queda enorme para dormir, y se agarra con una liga los cabellos que han crecido en estos meses. A veces pienso que quiere cubrir sus ojos de esa manera.

Me pego un poco más a él hasta abrazarlo. Huele tan bien, como siempre. Aunque... su olor no recompensa el que lee dejando todos los libros en mi escritorio, y no puede cocinar sin tirar algo al suelo.

Él siempre ha querido lo mejor para mí. Siempre está haciéndome reír y me hace enojar a veces. No le gusta que me muestre tan serio.
Y yo, solo le llevo la corriente, porque eso lo hace más que feliz.
Intenta ayudarme a pesar de ser tan pequeño. Algo así como el petirrojo que sólo pudo retirar una espina de la coronilla. Me contó él, pero nunca dijo el nombre del cuento...

Recargo mi cabeza en su hombro y lo abrazo más fuerte. Una linda ave.
Estoy perdiendo el control.
Rozo su cuello con mis labios, esperando que él despierte y reaccione. Le doy un pequeño beso, intentando no perturbarlo.

Sus traumas y los míos me están limitando...

—¿Por qué sigues congelado si el sol está tan cerca? —susurro, sin esperar respuesta.

—Ah... —da un brinco del susto, tapando su boca—, ¡¿qué estás haciendo?! —Grita de forma graciosa dándome golpes en la cabeza hasta quedar de frente conmigo.
Me río bromista intentando detenerlo. Uno de estos días me dejará estúpido. —Eso explica el presente—.

Cómo ser un acosador en 90 días y no rendirse en el intento. {FINALIZADO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora