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- ya volví.- anunció Roger colocando su mochila en una mesa y las llaves en el mostrador.

- ¿cómo te fue, cariño?-sonrió su abuela.

- bien, gracias.- mintió.

- oh, qué bien.- dijo.- Te hice croquetas, tus favoritas.

- Gracias.- dijo sonriendo un poco.

La anciana llamó a su marido, quien se aproximó a la sala de estar.

- hola, Rog.- saludó.- ¿todo bien?

- sí.

- vamos a comer.- dijo el anciano.- Roggie, ayúdame a poner la mesa.

Roger asintió y fue al comedor con su abuelo mientras colocaban todo lo necesario para comer.

Luego de terminar, Roger volvió a la sala de estar para ir a buscar a su abuela.

La llevó arrastrando la silla de ruedas hasta el comedor y empezaron a comer.

Los abuelos de Roger empezaron a comer.

- cielo, no has tocado la comida.- dijo su abuela.

- ah, eh... disculpen.- metió un rápido trozo a su boca y empezó a masticarlo.- está rico.

Los abuelos sonrieron.

Pronto llegó ella, la hermana pequeña de Roger.

- ¡Betty! Al fin llegaste.- La saludó su abuela con un abrazo.

La niña los saludó a ambos y se sentó en la mesa junto a su hermano.

- ¿y a ti qué te pasó?- preguntó.

- Nada.- mintió Roger.- Gracias por preguntar.

Roger consideraba que los escasos siete años de Betty no la harían comprender.

(...)

- nos vemos mañana, adiós.- dijo John despidiéndose con la mano.

- adiós, tesoros.- dijo Freddie haciendo el mismo gesto.

- adiós.- contestó Brian.

Caminó hacia la parada de autobús y se sentó allí para esperar. Cuando éste llegó decidió subirse.

Entonces vio unos grandes y hermosos ojos azules, acompañados con un cabello rubio.

- ¡Hola!- saludó.- ¿está ocupado?

Roger negó con la cabeza y Brian se sentó.

- no esperaba verte por aquí.- sonrió.

- fui a comprar pan para el té.- dijo Roger mostrando la bolsa con los dos kilos de pan que anteriormente había comprado.

- ah, cierto.- dijo Brian.- ¿vives cerca?

- más o menos.- contestó.

- si quieres puedo ir a dejarte de la estación de autobuses...

- está bien, gracias.- contestó Roger mirando hacia la ventanilla.

"También habla parecido a él..." pensó Brian.

Pronto llegaron, y después de todo, Brian logró meterle conversa a Roger, quien después de un rato se animó un poco.

Al bajarse caminaron juntos hacia la casa de Roger riendo, conversando, como si hubieran sido buenos amigos, no como si se hubieran conocido ese mismo día.

Pronto Roger le indicó a Brian que estaban fuera el portón de su casa.

- Bueno, Rog, que estés bien.- le dijo.

- si quieres pasa...- contestó Roger con algo de timidez.

Brian asintió.

- por supuesto.- sonrió.

Roger metió las llaves en la cerradura y abrió.

Betty salió rápidamente a verlos.

- ¡Roggie! ¡Roggie!- salió a abrazar a su hermano grande, que para ella, era algo así como su ídolo.

Siempre había visto a Roger como alguien grande, no por su gran diferencia de altura, de cuarenta centímetros, no.

Roger había logrado conocer a sus padres antes del accidente.

Roger había conocido a una abuela que podía caminar.

Ella era una bebé cuando todo había ocurrido.

Roger un niño de nueve años.

- ¡hola Betty!- saludó Roger tomándola en brazos.- Te presento a Brian.

- Hola, Betty.- saludó.- Roger me ha contado mucho de ti.

Eso era verdad, en el tiempo que estuvieron tanto en el autobús como caminando, habían empezado a hablar de sus familiares. Un tema lleva a otro, y finalmente Roger nombró a Betty.

- ¡hola!- saludó la niña con entusiasmo.

Luego entraron con aún Betty en los brazos de Roger.

- ya llegué abuela.- dijo.

- ¡hola Roggie! ¿Y quien es este joven?- preguntó.

- Brian, un gusto.- contestó estrechándole la mano.

- qué educado, como en las crianzas antiguas. No como tus amiguitos Betty, esos niños nunca saludan.- dijo la abuela.

Betty rió.

- Bueno, Phil, trae otro individual, el amigo de Roggie viene a tomar el té.

- oh, eh... disculpe si es molestia...- contestó Brian.

- no, no, no es ninguna molestia, querido.- contestó la anciana arrastrando la silla de ruedas hacia el comedor.- Vamos.

Pasadas unas tres horas, Brian dijo que tenía que irse, puesto que aún no le había avisado a sus padres que estaba allí.

- puedo acompañarte si quieres.- contestó Roger.- es algo tarde.

- ¿y cómo la harás en el camino de vuelta?- preguntó Brian.- no te preocupes, Rog, puedo ir solo.

Roger asintió.

Cualquiera hubiera pensado que eran algo así como amigos de la infancia.

Pero se habían conocido hace cuatro días, por Instagram.

Cuando Brian etiquetó a "@nadie" por bromear.

@nadie [Maylor] {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora