15: Recuerdos compartidos.

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Al día siguiente todos partieron hacia la aldea del loto rojo.

El grupo de viajeros llevaban puestos unos trajes
especiales para el combate provistos por Soso.

Varias horas pasaron hasta que por fin se divisaron las murallas que protegían la aldea.

- ¡Alto ahí! -dijo un chico a la entrada de esta- ¿quienes son?

Pucca dio un firme paso al frente.

- Soy la princesa Yae Suk Pucca y exijo que me dejen entrar, estas personas vienen conmigo.

- ¿La princesa? -dijo el chico viendo la insignia de su hanbook- es el emblema del imperio real del loto rojo... Entonces, usted es la heredera a la corona... ¡Su majestad! -dijo haciendo una leve reverencia claramente nervioso.

- Wow -dijeron Ching y Pandoga.

- Levántate por favor, necesito que me lleves al palacio.

- Por supuesto señorita, pero... No puedo dejar mi puesto solo, permita que busque a mi reemplazo por favor.

Unos momentos después ya se encontraban a las afueras del palacio ya era invierno por lo cual ya toda la aldea estaba cubierta de nieve y el palacio tenia un aire melancólico.

- ¿Te encuentras bien? -preguntó Garu al notar la mirada entristecida de ella.

- Si, entremos... -le contestó ella.

Entraron caminando por un largo pasillo, en el que habían varios retratos de reyes y reinas pasados, al final se encontraba el de la antigua reina Yae Suk Rei, una puerta se abrió.

- ¡Princesa! ¡que bueno verla de nuevo! -dijo un hombre bajito y regordete acercándose entre tropezones hasta la muchacha y haciendo una leve reverencia.

- ¡Y sobretodo después de tanto tiempo! -dijo esta vez uno alto y delgado que venia detrás del primero.

- Si, lastima que sea en estas condiciones -les dijo Pucca- pero este no es el momento para formalismos, el clan de la espada negra va a atacar a aldea y tenemos que prepararnos lo más pronto posible.

- Por supuesto alteza.

- Hae Kyum lleva a mis amigos al cuarto de entrenamiento por favor -le dijo al hombre alto- y Wong Sae avisa a todos que e llegado y encárgate de preparar unas habitaciones para ellos...

- Como ordene princesa, con su permiso -dijeron ambos hombres para de inmediato acatar el pedido y dejándola sola.

La chica suspiró y empezó a caminar por los solitarios pasillos.









Por otra parte...

- ¡Esa mocosa me las pagara! -gritaba una enardecida Ring-Ring tirando todo a su paso en el salón donde se encontraba.

- ¿Y qué planea hacer señorita?

- Te diré lo que planeo hacer... Hoy mismo, en la noche voy a atacar... ¡Quiero que se preparen! ¡hoy mismo el loto rojo, Sooga y Pucca caerán! quiero que una tropa vaya a Sooga y otra a la aldea de el loto rojo e invadan ¡quiero verlos derrotados y a mis pies!

- Tengo que informar de esto a la princesa -pensó Leng Jung

Una vez acabada la reunión el joven se fue a su habitación, entro en un pasaje secreto y después de cerrarlo de nuevo se fue.

Debía darse prisa, habían vidas en juego.








En el palacio...


En uno de los jardines se encontraba la princesa viendo todo con nostalgia, acompañada de su pequeña Yani, la nieve cubría el suelo y el viento helado podía sentirse, el fantasma de los recuerdos volvió a ella...


"Esta vez, puedo ver, los recuerdos me envuelven, la canción que escuché, una vez en Diciembre...

Me adoraban con fervor, como extraño sentir amor, quien gozaba al bailar, un vals inmemorial...

Varias sombras danzaban alrededor de ella en una eterna danza nostálgica, fantasmal, llena de los recuerdos del pasado, ¿cómo era posible que todo se hubiera vuelto reducido a cenizas? ¿cómo es que el pasado los condenara a todos de esta cruel manera? ¿por qué tenían que morir todas aquellas personas?

Un agudo dolor se instaló en su pecho.

Me adoraban con fervor, como extraño sentir amor, quien gozaba al bailar, un vals inmemorial...

Lejos fue, tiempo atrás, poco a poco se pierde, lo que ame de verdad, más conservo en mi mente, la canción que escuche...

Una vez en Diciembre..."


- Pucca ¿te encuentras bien? -dijo una voz a sus espaldas.

- ¡Padre! -exclamó la chica con ojos cristalinos girándose hacia el hombre.

Ho se sorprendió.

- Pucca ¿acaso tu...?

- Así es padre, te recuerdo... -esta lo abrazó con lágrimas en los ojos, él le correspondió el abrazo.

- Perdóname mi pequeña, sé que te lo debí haber dicho hace mucho...

- No importa padre, se porque lo hiciste y te entiendo...

En ese momento se escucho la voz de una persona que llegó corriendo al lugar.

- ¡Señorita, señorita! un joven la espera en su despacho, dice que es urgente...

Por un error ¡Pucca perdoname! (Próximamente en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora