Cuatro

153 21 2
                                    

Apenas Noah se sube al autobús, me devuelvo y me encuentro con el carro de Kyle estaciono frente a mi casa. Kyle está adentro, escuchando música, visiblemente de buen humor. Me recuerdo de la promesa que me hice a mi misma, de no enfocarme en mis sentimientos por él y tratar de alejarlo un poco, solo para evitar momentos que puedan avivar mis tontas ilusiones. Kyle se da cuenta que estoy por entrar al carro, y me sonríe. Debo actuar cortante, debo actuar cortante...

-Hola, princesa-Me dice abriendo la puerta del carro para mi. Entro y me siento. No lo veo a los ojos, porque como me encantan.

-Hola-Le digo y procedo a ponerme los audífonos. Enseguida Kyle me los saca, luciendo insultado.

-¿Prefieres escuchar tu música de chica básica a mi música de macho con buen gusto?-Lo dice sarcásticamente, pero intento ser hija de puta, por lo que le volteo los ojos. Entonces su ánimo se apaga, y pareciera que estuviera avergonzado.

-Perdón. Fue un chiste muy malo-

-Está bien-Le digo volviéndome a colocar los audífonos-Solo no estoy de humor para hablar-

-Está bien-Me dice, y cuando finalmente lo miro a los ojos, juraría al decir que está preocupado-Sabes que me puedes contar cualquier cosa, princesa-

No, no puedo. Y justamente por eso, debo actuar así.

-Lo sé. No es nada importante, te lo prometo-

Él asiente y arranca. El resto del trayecto la pasamos en completo silencio, aunque noto siento varias veces su mirada sobre mi. Debe estar pensando que mis padres volvieron a deprimirme, o que yo sola lo hice. Le debo dar pena, como siempre. Y sin embargo, incluso si fuera así, le estoy agradecida tan inmensamente que siento la necesidad de decírselo. Sé que eso lo haría sentirse bien, pero ahora hay, si se los puede llamar así, sentimientos de por medio. Y si hay algo que me mata más que serle indiferente, es tenerlo cerca.

Cuando llegamos al colegio, Kyle me pregunta si quiero que me acompañe. Enseguida le digo que no. Y me voy lo más rápido que puedo, antes de que sus ojitos de perrito me convenzan de acompañarlo.

Como siempre, encuentro a Calvin a las afueras del colegio, luciendo todo chico profundo y misterioso. Al verme, sonríe con flojera, como el cliché que es. Y enseguida saca un cigarrillo, lo pone entre sus labios y lo enciende. Me acuerdo que en 9 grado, todas las chicas estaban babeando por él porque ya a esa edad fumaba, bebía y hablaba del desamor como un solterón de 30 años. Calvin sigue con esa honda de chico rebelde, más no malo, que por suerte ya pasó de moda.

-Hola, Manda-

Tal vez estoy siendo muy dura con él. Tal vez , así no me haya dado cuenta, Kyle me gusta tanto, que solo puedo encontrar imperfecciones en otros chicos.

-Hola, Calvin-Mantengo mi distancia porque odio el olor del cigarro-¿Cómo estás?-

-Es un día de semana por la mañana, yo diría que bastante mal-Hace una pausa para fumar un poco más-Que raro que estés acá-

-Bueno, no me gusta estar muy rodeada de gente-

-A mi tampoco. Es demasiado esfuerzo mantener más de dos conversaciones a la vez-

Me sonríe como un niño pequeño, aunque siempre ha parecido mayor que todos los demás. Su aura de chico malo, pero intelectual. El hecho de que jamás se ha juntado con gente de nuestro año, sino que por lo menos un año mayores. Su "experiencia" con todo lo propio de la madurez artificial. Supuestamente, apenas nosotros dejábamos de explotar en carcajadas cada vez que en biología decían genitales, Calvin ya tenía los suyos bien estrenados.

Ojalá pudiera amarte, siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora