Once

77 16 2
                                    

No he podido parar de pensar en lo que dijo Kyle. P

Por un lado, quiero mandarlo a la mierda porque no hay forma que él entienda lo que es vivir acá. Pero, por otro, no paro de pensar en qué quizás, él tenga un poco de razón.

Adoro tener a Noah a mi lado. Él es literalmente el rayo de sol que me hace levantarme por las mañanas. Yo haría todo por él y sin embargo, creo que no hago suficiente. Porque por mucho que me guste tenerlo acá, conmigo, no debería ser así. Él debería estar en otra parte, a salvo. Por mucho que eso signifique que yo me las tenga que apañar sola. 

No estoy hablando de mandarlo lejos, de llamar a servicios sociales y arriesgar mi propia vida. Sino que, de vez en cuando, Noah pueda sumergirse en una normalidad engañosa, pero confortable. Una escapa de la realidad para poder ser un niño normal. 

Cuando Zach vivía, él solía organizar salidas con nosotros, nos dejaba en casa de amigos y se enfrentaba a la ira de nuestros papás él solo. Muchas veces nos dejaba al cuidado de su mejor amigo de toda la vida, Jackson, porque sabía que él cuidaría bien de nosotros. Cuando Zach murió, durante su funeral, Jackson se acercó a mí y me hizo prometerle que cuando las cosas se pusieran feas, yo recurriría a él. 

Jackson también fue mi primera vez. 

Pasó unos meses después de que Zach muriese. No significó nada para ninguno de los dos, pero siempre quise que fuera con él. Sabía que Jackson cuidaría de mí, que no me presionaría ni me pedirías cosas con las que no estaba cómoda. Al final me arrepentí de darle mi virginidad, pero no demasiado. Seguimos siendo amigos y él me siguió pidiendo que confiara en él para todo. 

Así que aquí estoy. En la puerta de su casa.

Noah está a mi lado, con su enorme mochila tirada sobre el suelo, sus ojos saltones fijos en mí. Quiero decirle que no me observe de esa forma, como si yo estuviera haciendo algo malo. Dios sabe que lo hago por su propio bien. 

- ¿Por qué me tengo que quedar acá? - Me pregunta sonando inmensamente triste - ¿Por qué tú no te puedes quedar también? -

Porque no puedo ser egoísta. Kyle tenía razón. Debería pensar en mi hermanito, no en mí.

- Porque yo tengo muchas cosas que hacer - Le miento. Lo único en mi agenda es explicarle a mis padres que mande a Noah unas semanas lejos porque ellos son una mierda - Vamos, Noah, adoras a Jackson -

- Pero te adoro más a ti ¿Por qué no me puedo ir contigo? -

No voy a llorar. No voy a llorar. 

La puerta abriéndose me salva de deshacerme. Jackson aparece, luciendo mayor - al menos más de lo que recordaba - Después de todo, él tiene 22 años y yo apenas 17. 

- Hooola, Noah - Dice con una sonrisa, agachándose a la altura de Noah. Sabe porqué estamos acá y sabe que Noah no es muy fan de la idea.

- ¿Por qué mi hermana no puede quedarse? - 

Jackson entorna su ojos hacía mí, pero yo solo niego con la cabeza, rogándole que no fuerce el asunto. Él suspira y se pone de pie. 

- Noah ¿Por qué no vas adentro un rato? Mi novia hizo galletitas de chocolate -

Porque Noah es un niño y ama las galletas de chocolate, no insiste más. Corre adentro, dejándonos a Jackson y a mí solos. 

Puede ver la desaprobación en su mirada.- Deberías quedarte, Amanda. No tienes porque... -

- Ellos necesitan a un hijo al que ordenar. No nos podemos quedar los dos - 

Jackson asiente; él entiende. Entiende la dinámica de mi hogar porque Zach siempre fue honesto con él. Se conocían desde los dos años y hasta el último día de la vida de mi hermano, Jackson fue testigo de peleas, abusos, negligencia, injusticia y abandono. Él sabe que no tiene sentido pedirme que me quede. Si me quedo, mis papás serían capaz de acusarlo por secuestro. 

- Cuídate ¿De acuerd0? Yo cuido de él, pero ¿Quien cuida de ti? - Me pregunta. Sé que se siente impotente. Tal vez es así como Kyle se sintió cuando...

No. Kyle es simplemente un imbécil.

¿Quien cuida de mí? La mayor parte de mi vida, habría respondido que Zach, de inmediato. 

Ahora creo que no hay respuesta. 

Y eso es un poco preocupante. 

...

Después de dejar a Noah con Jackson, voy caminando a casa. La distancia no es muy lejos, pero hace un calor insoportable y termino sudando con Miss Piglet para cuando llego. Al abrir la puerta, me encuentro con papá fumando su pipa mientras bebe vodka, con mamá mirando la tele con la mirada ida. 

- ¿Y tu hermano? -

Nunca es "Nuestro hijo" o siquiera "Noah". Es "Tu hermano" o "El niño". 

¿Por qué diablos tuvieron hijos?

- Lo dejé con un amigo. Va a estar ahí un par de semanas - 

Puedo ver como la noticia los descoloca. Papá deja de fumar, me mira directo a los ojos y pregunta.

- ¿Qué hiciste qué? -

- Lo llevé lejos - Respondo, y aunque sueno valiente, estoy que me desmayo - Necesita un tiempo fuera -

- ¿No crees que yo soy quien decide esa clase de cosas? - Pregunta mamá, poniéndose de pie. De repente, la cortada en mi labio duele más que nunca. 

- No. Cuando se trata de Noah, yo decido -

- Cuida esa boca, a no ser que quieras que te la termine de destruir - 

- Me puedes amenazar, pegar, hacerme lo que quieras - Le digo. No sé de donde saco las fuerzas para encararla, pero lo hago. Estoy aquí, poniendo una muralla entre Noah y ellos, y me siento increíblemente orgullosa por eso - Pero a él lo dejas en paz - 

Creo que va a perder el control por un momento, que me va a volver a pegar o a encerrar en el closet como cuando era pequeña. Pero no hace nada de eso. Bufa, como aburrida, y vuelve a unirse a papá en el sofá. 

- Más te vale vaya a la escuela para que no me estén llamando de ninguna parte - Dice, y vuelve a lo suyo. No me doy cuenta hasta ahora que había estado conteniendo la respiración. 

Y aunque estoy sola, por fin puedo respirar. 

Noah está a salvo.




Ojalá pudiera amarte, siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora