Trece

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Por unos segundos, creo que estoy teniendo una pesadilla. La mala suerte no puede estar tan de mi lado. Pero rápidamente me doy cuenta que, en efecto, dos veces consecutivas, estoy siendo despertada, sacada de un deliciosa sueño, por el sonido de mi celular sonando. Alguien me está llamando. Son las fucking siete de la mañana y alguien me está llamando. 

Es Ben.

Me debato entre contestarle o no. Por un lado, podría ser algo de vida o muerte, pero lo dudo. Ben jamás se podría encontrar a sí mismo en una situación como esa. Y si fuera así, no me debería estar llamando a mí, sino a la policía o a Dios, lo que sea. Así que sé que me está despertando a las siete de la mañana (SIETE DE LA MAÑANA DE UN SÁBADO) para pedirme un favor. 

Ni siquiera sé porque atiendo. 

- ¿Hola? - Pregunto con la voz ronca, dejándole saber que me despertó y que no estoy de buen humor. Al otro lado de la línea, Ben suspira aliviado. 

- ¡Mandy! ¡Sabía que atenderías! - Suena genuinamente aliviado, lo que significa que ya asumió que lo voy a ayudar en lo que sea que necesita mi ayuda.

- ¿Tienes idea de que hora es? -

- Lo sé, lo sé. Lo siento muchísimo - Su charla se ve interrumpida por otra voz, masculina y más gruesa. Aunque podría estar equivocada, estoy muy segura de que es Luke y que ambos siguen en casa de Kyle. La voz le pregunta algo y Ben responde - Sí, es ella. No, aún no le he preguntado... Vete, Luke -

Suspiro. Ellos realmente me hicieron despertarme para oírlos hablar. 

- Ben ¿Puedes decirme por qué diablos me estás llamando? -

- Necesitamos tu ayuda. Jared se fue a la mierda cuando la fiesta se terminó y Xander se lastimó el pie ayer, por lo que no se puede mover mucho. Los papás de Kyle llegan en un par de horas y la casa está... apocalíptica - Lo noto preocupado. Quizás se dio cuenta de que yo puedo, en efecto, decirle que no lo voy a ayudar. Me lo imagino en la cocina de Kyle, tomando aspirinas para la resaca, mientras los vasitos rojos de cerveza plagan el piso y un sostén cuelga en alguna lámpara - Sé que es muy hijo de puta pedirte que vengas a ayudarnos a limpiar a casa de Kyle, por una fiesta a la que ni siquiera asististe, pero somos como tres hombres y medio, tú vives al frente, los papás de Kyle lo van a matar... Por favor ven -

Suspiro y me froto la sien, intentando pensar razonablemente. Sí, Kyle y yo no estamos en precisamente buenos términos y si voy a su casa él podría molestarse. O yo podría estar humillándome voluntariamente. Además, no tengo porque ayudarlos. Ellos siempre festejan sin ningún tipo de cuidado o sensatez, y esto podría ser... una oportunidad de aprendizaje. Pero son mis amigos. En realidad no quiero verlos estresados, mucho menos siendo castigados de por vida. Mucho menos a Kyle, que hace todo lo posible por hacer felices a sus padres porque de alguna forma, él a veces cree que ellos lo quieren condicionalmente, por ser adoptado. No es así. Los padres de Kyle son los mejores de todo el puto planeta. Están llenos de bondad y confían plenamente en su hijo. Por lo que sería terrible verlos perder esa confianza al llegar y encontrar su casa vuelta patas arriba. 

- Está bien - Le digo a Ben - Allí voy. Dame unos minutos - Maldita sea ¿Por qué me cuesta tanto decir que no? 

Ben repite y repite lo agradecido que está hasta que bufo y cuelgo la llamada. Por supuesto que está agradecido, pero no es precisamente el más considerado. 

Me visto rápidamente y salgo de casa. La sala está intacta, la cocina no tiene un solo plato sucio y se nota la ausencia de alcohol o cigarros en el aire. Lo que significa que papá y mamá no pasaron la noche aquí, por lo que puedo salir de casa sin tener que escabullirme o dejarles el desayuno preparado. 

Ojalá pudiera amarte, siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora