Sharly, vengo inspirada.
Narra _____;;
No podía mirarlo a los ojos, era muy incómodo, era extraño verlo tan cerca porque me abrazaba muy fuerte y podía sentir incluso su respiración.
Bajé un poco la mirada y ahí estaba, abrazado a mi, pero de a poco soltando su agarre, como un pequeño niño, su respiración era rápida por haber llorado, sus hermosos ojos estaban cerrados; se había dormido entre mis brazos. Sus mejillas estaban indescriptiblemente sonrojadas.
Empiezo a pensar que este ser tan extraño puede ser muy bonito, y que no necesariamente es un demonio malvado, como siempre se muestran en las series, libros, leyendas, etc.
Él es como un niño, indefenso, llorón, cuidadoso, sé que puede dar mucho de él si tan solo tuviese apoyo moral. Él puede ser fuerte, lo sé.
—____ -Dijo él, llamando mi atención, así que bajé la mirada para verlo- ¿Estás incómoda? -Preguntó subiendo un poco la mirada hacia mi.
Fijándome en la situación, estoy bastante incomoda, no solo porque él silencio que hubo lo fue, sino también porque él está muy abrazado a mi y cómodo, en cambio yo estoy bastante incomoda.
—Vé a tu habitación, Will -Dije, y enseguida él se levantó. No estoy acostumbrada a ser muy dulce, aveces soy fría, eso le debe hacer mal también, pero no es mi culpa, nunca recibí mucho cariño.
simplemente se fue a su habitación, sin mirar atrás.
Me levanté del sofá, ¿cómo un ser como él podía hacerme sentir tristeza? No es importante ni nada, porque nisiquiera es de aquí.
¿Por qué quiero odiarlo? Él no me hizo nada, es más, me ayuda bastante. Suspiré, y fui a mi habitación no sin antes mirar a Will, estaba acostado, fui con él.
—¿Beso de buenas...noches? -preguntó él mirándome con esos ojos de cachorro que tiene-.
Besé su frente y lo cubrí con las sábanas, tal y como hice él primer día con él.
—Gracias...-dijo con una pequeña sonrisa, y cerrando lentamente sus ojos, quedándose dormido-.
Me quedé un momento mirándolo, y luego preferí irme a mi habitación, tenia sueño y mañana me esperaba un día ocupado.
Me dejé caer en mi cama y cerré mis ojos, quedándome dormida tal y como él.
Descubrí que no solo me daba ganas de llorar verlo, también, irradiaba mucha paz.