La ilusión del amor (Naruto X Madara fem.)

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Uzumaki Naruto

~ Presente~

De nueva cuenta, veía los rostros de odio de los habitantes del pueblo tenía que huir de sus miradas y de sus murmullos, veía como las madres tomaban a sus hijos de las manos alejándose de mí, los vendedores me veían como si fuera una clase de bicho asqueroso.

¿Cuánto tiempo había pasado?

Desde que tengo memoria siempre había recibido este trato por parte de los aldeanos, pero era tan estúpido que siempre ,me levantaba con una sonrisa pensando que podría mejorar el día y mágicamente me tratarían con respeto, que milagrosamente me pedirían perdón por ese trato tan humillante; otras veces creía que merecía este trato, pensaba que ellos estaban en lo correcto al tratarme así, pues incluso el tercer Hokage el cual antes venía a visitarme para darme dinero, había dejado de venir a verme y las escasas ocasiones que lo hacía se limitaba a mirarme, tan solo me dejaba un fajo de billetes y llenaba un poco mi nevera; podía engañar a la gente, podía salir todos los días con una sonrisa aumentando el odio de la gente que vivía ahí pero la triste realidad era que antes de salir, derramaba lágrimas y maldecía ser lo que era.

-No llores-

De nueva cuenta esa voz, desde que tenía memoria una extraña voz había parecido cuando la tristeza se apoderaba de mí, me daba un extraño apoyo y a veces hasta me decía que "aún no era nuestro momento".

¿Momento para qué?

No le decía a nadie de esta extraña voz, pues si de por si me trataban como si fuera un demonio  

No quería ni pensar en cómo me iría si les decía que escuchaba voces en mi cabeza.

Camine agachado con mis tripas rugiendo rogándome por  comida, pues no había desayunado y no llevaba dinero, pero no había problema como tal ya que me estaba dirigiendo a mi lugar especial, un lugar donde podía correr, jugar incluso obtener alimento y nadie me veía con desaprobación pues no había humanos.

¿A dónde me dirigía?

Obviamente que al bosque, pero mi lugar favorito no era como tal el bosque, si no el hermoso lago que estaba ahí, según el tercer está ahí desde los inicios de  la aldea, creo que el que era el primer Hokage venia aquí en su niñez.

¡Dios! Sí que era viejo este lago.

Me asomé a ver mi reflejo; en realidad era un desastre, reí al ver como tenia tierra en la mejilla debido a que anduve jugando entre los árboles. Agarré una roca la cual planeaba aventar cuando por alguna razón extraña decidí darle un vistazo; ladeo la cabeza al ver algo escrito.

- Si el amor llega a faltar, la soledad llegará a unir...-

Giré la cabeza confundido, pero me encogí de hombros y la aventé, la cual se hundió enseguida, infle mi mejilla pero decidí conseguir algo para comer así que le di la espalda al lago para agarrar una ramita afilada y cazar alguno que otro pez despistado.

- ¡Auch!- grite de dolor al sentir como una roca me golpeaba en la espalda.

Me giré asustado pensando que era alguno de los aldeanos que me había seguido, pero no había nadie ahí, mire hacía abajo y en estaba la roca, la cual era idéntica a la que había lanzado hace rato, solamente que ya no tenía ese extraño texto escrito, este había sido sustituido por algo escrito en perfecta caligrafía.

- ¿Hola?- leí ladeando la cabeza.

Alguien había escrito algo.

¿Pero quien?

Corrí hacía mi pequeño departamento y agarre una pequeño morral y metí un pincel y un tintero junto con la roca y regresé a el lago.

- Debo estar loco- susurre escribiendo del otro lado de la roca con la tinta.

- ¿Quien eres?-

Y repitiendo el pasó aventé la roca al lago y se volvió a hundir. Esperé viendo fijamente esperando que algo pasará, en realidad no sabía que, pero algo dentro de mi decía que algo ocurrirá.

No supe cuanto tiempo espere pues comencé a cabecear; incluso creo que me había dormido un rato.

- ¡Ay!- sentí de nueva cuenta el golpe de la roca.

Fruncí leve el ceño y frotando la parte del golpe agarré la roca

-¿Quién eres?-

Del otro lado estaba escrito con la misma bonita letra. Sonreí pero a la vez me dio un poco de miedo, aunque ese sentimiento no duro mucho pues me emocioné al pensar que era un lago mágico; con la pluma escribí de el otro lado, el cual ya no tenía lo que había escrito así que no tuve problemas.

- Yo debería preguntar eso, después de todo yo lancé la roca primero ttebayo-

Repetí el procesó y esperé con el corazón latiendome con fuerza debido al entusiasmo. Está vez no tardó tanto en que la respuesta llegará.

- Que listillo me saliste o ¿listilla?-

Reí emocionado y me apresure a contestar.

- Soy chico, ahora dime quien eres-

Lancé la roca y me descubrí moviendo los pies emocionado. Está vez atrape la roca antes de que me golpeara.

- Bien, soy "M" -