seis. salem

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STELLA NO TUVO que darse la vuelta para sentir que Sabrina estaba detrás de ella

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STELLA NO TUVO que darse la vuelta para sentir que Sabrina estaba detrás de ella. De alguna manera, conocía a su hermana. Casi apostaba que sentiría su presencia en cualquier lugar, de cualquier manera. Aun así, no se volteó y siguió fingiendo estar ocupada con un libro de hechizos.

Sabrina caminó hacia ella, y se sentó a su lado en el piso. Ambas se quedaron en silencio, ninguna atreviéndose siquiera a respirar muy fuerte, hasta que finalmente Sabrina venció su miedo y recargó su cabeza en el hombro de su hermana.

—Lamento haber incitado lo tuyo con Harvey. No era mi intención lastimarte —murmuró.

Stella tomó aire, y pasó un brazo alrededor de los hombros de Sabrina.

—No fue tu culpa. Lo dije porque estaba enojada y era más fácil culparte a ti que aceptar que yo solita me metí en ese problema.

—No es un problema precisamente... —intentó decir Sabrina, siendo callada inmediatamente por Stella.

—Sabrina, vamos a firmar el libro. Nuestros nombres estarán ahí para siempre y no hay nada que podamos hacer —afirmó con seguridad, levantando la vista de su libro—. Está bien. Ya lo superaré —Sabrina no dijo nada. Simplemente se quedó callada, frunciendo el ceño graciosamente, como siempre lo hacía cuando algo la angustiaba. Stella sonrió, poniendo su dedo sobre su frente—. Ey, quita esa cara. Estaré bien.

Sabrina asintió, tragando saliva pesadamente. Stella la había malinterpretado. No estaba preocupada por ella... Bueno, sí lo estaba pero sabía que su hermana lo superaría. A veces se preguntaba si realmente tenía sentimientos, pues cada que algo la molestaba sus emociones salían a flote un segundo y luego se ocultaban, y era como si nada hubiera pasado nunca.

Estaba más preocupada por lo que había dicho sobre firmar el libro. Stella sonaba muy segura al respecto, mientras que ella... Por primera vez en su vida, le estaba ocultando algo a su hermana: en realidad, no quería firmar el libro. Una vez que firmaran el libro en su bautismo oscuro, todo cambiaría. Irían a una escuela nueva, olvidarían a sus amigos... Pero más que nada, dejarían su vida humana. Eso era lo que más la aterraba.


—¿Has comido algo? —preguntó Sabrina en su lugar, esperando distraerla. Stella negó con la cabeza—. Ven. Estoy segura que en la cocina habrá algo.

 🔮🔮🔮🔮🔮🔮


—Voy a matar a esas zorras —afirmó Stella, masticando salvajemente el cereal con leche que tenía enfrente. Su tía Hilda la miró desaprobatoriamente. Stella tragó bocado y comenzó a comer como una persona civilizada, añadiendo—: Bueno, voy a torturar pero no a matarlas, ¿bien?

—Las hermanas extrañas son malísimas, tía Hilda —añadió Sabrina, apoyando a su hermana—. Todos los estudiantes de la Academia son engreídos, malvados y racistas.

HOLD YOUR BREATH / chilling adventures of sabrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora