#6

30 6 0
                                    

Aleska fue tirada en un colchón de paja sin piedad. Su rostro y cuerpo estaban cubiertos de moretones, heridas, sangre. Pero el dolor no le importaba con tal de protejer a esos niños.

Ella era la única que sabía los nombres y las direcciones de las familias que albergaban a los niños judíos.

Soportó la tortura y se negó a traicionar a sus colaboradores o a cualquiera de los niños ocultos.

Sus mejillas ardían, ¿Tenía fiebre? Quizá.

Tosió. Habían ahogado su cabeza varias veces en agua fría. Muy fría.

Quemaron la yema de sus dedos, su espalda recibió latigazos, todo tipo de tortura soportó.

Cada que la golpeaban, sólo recortaba la sonrisa de los niños salvados. Eso le daba la fuerza de seguir.  No le importaba morir con tal de que aquellos niños crecieran sanos y felices.

No podía moverse, su cuerpo temblaba inconscientemente. No sentía nada. No sabía cómo sentirse. Aquel miedo se apoderó tanto de ella que ya no lo sentía.

¿Que estará haciendo Daniel? ¿Lo sabrá? ¿Sabrá que se la llevaron?

Por primera vez quisiera ver a sus hermanos después de tanto tiempo. Los extraña. ¿Cómo estarán ahora?

La puerta se abrió. ¿Otra vez..?

Aleska no abrió los ojos. La luz le molestaba.

Estaba lista para lo que fuera.

El Angel de VarsoviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora