— ¡Ahí está! — Exclamó una niña al ver a Aleska bajando de un tren.
Aleska sonrió con lágrimas en los ojos.
— ¡Hermana! — Gritaron los dos pequeños que se acercaban corriendo rápidamente hacia ella.
La abrazaron fuertemente, ella correspondió con la misma fuerza.
— ¡Te extrañamos tanto! — Jazmin lloraba al ver a su hermana. Danail, solamente disfrutaba del abrazo silenciosamente.
— Siempre preguntaban por ti. — Habló su amigo, Toris. Él se encargó de cuidarlos mientras ella no estaba.
— ¿En serio? Si les dije que iba a estar bien..
— ¡No nos vuelvas a dejar! — La menor se aferraba a su hermana.
— ¡No lo haré!
— Prometelo. — Danail quién antes callaba, ahora dijo sus primeras palabras.
— ¡Lo prometo! — sonriente, volvió a darles un fuerte abrazo.
Era tiempo de ir al comité de salvamento de los judíos supervivientes.
Fue recibida en aquel lugar con halagos, aplausos y festejo. ¿Cómo supieron de sus actividades? ¿Daniel habrá dicho algo?
Le entregó las listas al presidente del comité, aquellas listas que guardaba con ansias.
Lamentablemente la mayor parte de las familias de los niños había muerto en los campos de concentración nazis.
En un principio los chicos que no tenían una familia adoptiva fueron cuidados en diferentes orfanatos y poco a poco se los envió a Palestina.
Aleska estaba triste de oír eso. Se aseguraría de orar por ellos. Ahora debía enfocarse en los niños que quedaron.
Algunos la reconocieron, los más grandes. Ellos querían saber sobre sus padres así que Aleska les contó sobre su origen y qué pasó con ellos.
Los más pequeños no la reconocieron, pero contó su historia a los tutores de aquellos niños; prometiendo que llegando la hora, le contarían la verdad de sus principios a los pequeños.
Los niños sólo la conocían por su nombre clave "Jolanta". Pero años más tarde, cuando su foto salió en un periódico luego de ser premiada por sus acciones humanitarias durante la guerra, un hombre la llamó por teléfono y le dijo: "Recuerdo su cara, usted es quien me sacó del Gueto." Y así comenzó a recibir muchas llamadas y reconocimientos.
Pero nunca pensó que recibiría homenaje alguno por sacar a los 2 500 niños judíos del gueto, ni por soportar las torturas de los nazis.
No hizo aquellos actos para recibir gloria, los hizo por amor a la vida de aquellos inocentes niños.
De anciana, "la niña de la cuchara", Elzbieta la visitaba frecuentemente, estaba agradecida con ella, por haberla dejado vivir. Aleska decía que no tenía nada que agradecerle, pero la "niña" insistía.
Pasó sus últimos momentos con sus hermanos, Daniel, y la gente que amaba.
Fue una buena vida. Una llena de aventuras y propósitos.
Aún así, Aleska que preguntaba que habría pasado con aquel soldado alemán, Ludwig. Siempre estuvo en su mente. Deseaba que tuviera una vida larga y prospera.
Estaba feliz por todo lo que había logrado.
Estaba feliz por las vidas que había salvado.
Fue feliz.
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El Angel de Varsovia
Historical Fiction/Inspirado en una historia real de la SGM. / Aleska estaba condenada al gueto. Al ver cómo un pequeño niño muere, decide hacer algo al respecto. Ella salvó a miles de pequeños. Y aunque al final de su aventura fuera torturada y humillada; y aunque t...