Capítulo 19. Hospital Estatal Psiquiátrico

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Youngjae nunca hubiera imaginado que terminaría trabajando en un hotel como hombre de mantenimiento, pero aquí estaba, arreglando la luz parpadeante en uno de los pasillos del hotel Ebony Palms. Los mendigos no pueden elegir, y él estaba desesperado por conseguir un trabajo hasta el punto en que incluso el mantenimiento del hotel pareciera ideal.

Se limpió la transpiración de la frente y se quitó los guantes. Echó un vistazo a su reloj; su turno casi había terminado. Youngjae empacó su equipo y regresó al sótano donde estaban los vestuarios.

Empujó la puerta para abrirla y soltó un sobresalto cuando casi se topó con Jinyoung.

—Me asustaste.—exclamó, tirando el equipo al lado de la puerta.

—¿Se acabó tu turno?—preguntó Jinyoung.

Youngjae asintió con la cabeza.

—Pensé que tenías el día libre.

—Vengo aquí a veces solo para pensar.

—¿Vienes a trabajar a pensar?—Youngjae reflexionó.

Jinyoung le dió una sonrisa casi sardónica. Por supuesto, Youngjae lo pensaría raro. Quién no, pero Ebony Palms era el único lugar donde estaba a salvo de la repentina aparición de Junior. Era el único lugar donde podía diseccionar sus pensamientos sin interferencias no deseadas de su otro yo.

—¿Qué estás pensando?—Youngjae se atrevió a preguntar, mirando brevemente a su colega por encima del hombro antes de volver a su casillero.

Jinyoung vaciló. Miró a Youngjae, preguntándose si debía contarle. No vió nada malo en ello, pero temía lo que podría hacer Junior si no estaba de acuerdo. Jinyoung nunca tuvo un amigo, además de Eunhye, que estaba aceptando lo suficiente de su situación, e incluso a Junior le tomó mucho tiempo acostumbrarse a su presencia. Se preguntó si valía la pena el riesgo de dejar que Youngjae se involucrara también.

—No mucho.—dijo en su lugar. Podría considerar la noción en el futuro, pero no todavía.—sólo algunos problemas con las mujeres.

Youngjae paró sus manos y se giró para mirar a Jinyoung. Recordó la primera vez que se conocieron, y la chica que había estado con él. Él nunca la volvió a ver, por supuesto, pero siempre sintió curiosidad por ella.

—¿La chica que estuvo aquí antes?—se aventuró lentamente, probando las aguas con su pregunta.

Para su sorpresa, Jinyoung asintió con la cabeza.

—¿Es tu novia?

—Eso quisiera.—murmuró Jinyoung distraídamente, aunque Youngjae lo escuchó de todos modos.

—¿Un amor imposible?

Jinyoung frunció el ceño a Youngjae.

—¿Qué sabes al respecto?—preguntó.

—Mucho, tal vez.—Youngjae se encogió de hombros con una sonrisa.—¿te has confesado alguna vez? ¿Le dijiste que te gusta?

—¿Y arruinar nuestra amistad?—Jinyoung se burló.—creo que no. Además, las cosas son más complicadas que eso.

—¿Qué tan complicado puede ser?—Youngjae cerró la puerta de su casillero y se echó la bolsa al hombro.

—No tienes idea.—murmuró Jinyoung mientras se recostaba en el sofá y cerraba los ojos.

Youngjae esperó unos segundos para ver si Jinyoung tenía algo más que agregar a la conversación. Cuando quedó claro que no había nada más que eso, Youngjae se despidió brevemente y salió de la habitación. Cerró la puerta silenciosamente detrás de él, dejando que Jinyoung reflexionara sobre sus propios pensamientos.

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