Capítulo 43. Déjà vu

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El incesante pitido causó que una oleada de molestia se apoderara de la chica en la cama del hospital mientras gemía incómodamente. Se movió, deseando que los sonidos se detuvieran y le dieran otra oportunidad de dormir tranquilamente. Pero se estaba volviendo un poco molesto y en poco tiempo abrió los ojos, mirando a un techo desconocido.

Sintió una extraña mezcla de sentimientos, los más prominentes eran los dolores inmensos y las llagas. Su mente giraba con varios pensamientos y emociones, pero solo un nombre sobresalía con claridad entre el desorden interno: Junior.

Su mente había recordado su primer encuentro con él en una claridad vívida, y como con la mayoría de las cosas que uno desea olvidar, la memoria no fue apreciada en gran medida. El pitido que había interrumpido su sueño y perforado su subconsciencia se hizo evidente una vez que su conciencia comenzó a filtrarse.

Giró a su izquierda y fue recibida por varias maquinarias, un monitor cardíaco que era la causa de su molestia. Ella lo miró inmóvil, sus acciones aún un poco lentas. Pasó uno o dos minutos antes de que decidiera que probablemente debería hacer algo.

Intentó ponerse sentada, pero se dió cuenta de que era casi imposible gracias al peso muerto que se anclaba en su brazo derecho. Ella se quedó mirando a la persona que sostenía su brazo como rehén y no tardó en reconocerlo.

Ella se movió y empujó su cabello hacia atrás, exponiendo su cara dormida, con las cejas bajadas por la preocupación, la cara roja y los labios ligeramente separados.

—Jackson.

Ella dijo su nombre suavemente al principio, pero un poco más fuerte cuando él no se movió de su posición para dormir.

—Jackson, despierta.—le dió una palmadita en la mejilla y él se incorporó.

La confusión envolvió su rostro, los últimos restos de sueño lo dejaron cuando sus ojos se posaron en ella.

—¡Eunhye!—dijo, casi cayendo sobre ella en un intento desesperado por abrazarla.

Él apretó sus brazos alrededor de ella, murmurando su nombre repetidamente mientras hundía su rostro en el hueco de su cuello.

—Estás viva. Dios mío, estás viva.—dijo, apretando su agarre.—y estás bien.

Se detuvo ante sus propias palabras, alejándose de ella para examinar su rostro.

—Estás bien, ¿verdad?

—Si yo-...—

—Bien.—Jackson interrumpió.—eso es bueno.

Se quedó en silencio después de eso, aparentemente distraído por el lento ascenso y descenso de su pecho y el suave pitido del monitor del corazón. Eunhye lo observó por unos segundos antes de mirar hacia otro lado, enfocándose en la pared frente a ella.

La escena era dolorosamente familiar.

Era como la primera vez que se despertaba en el hospital cuando Junior había golpeado su cabeza contra la pared. Pero a diferencia de la primera vez, una sensación de tensión incómoda se aferraba al aire.

Se estaba asfixiando, algo así como una mano apretada alrededor de su cuello.

—Junior.—su nombre cayó de sus labios en un ronco susurro, haciendo que Jackson se girara y la mirara.—¿dónde está Junior?

Jackson le dió una sonrisa triste, extendiendo una mano para ahuecar su rostro. Él acarició su mejilla con la yema de su pulgar.

—¿Por qué siempre preguntas por él cuando estoy aquí delante de ti?—preguntó.

Eunhye lo miró fijamente, con el rostro inexpresivo mientras esperaba su respuesta. Suspiró, dejando caer su mano.

—Él no está aquí.—dijo Jackson.—se irá por un tiempo.

Eunhye estaba a punto de decir algo cuando continuó.

—Mató a un hombre, Eunhye. El tipo en el apartamento; está muerto. Junior lo apuñaló en el cuello.

Ella se estremeció. Jackson estaba siendo brutalmente contundente al respecto, sin inmutarse por lo que había sucedido. Su mano golpeó la manta que cubría su mitad inferior, sus ojos picaban con lágrimas.

Un insuperable flujo de culpa la abrumó.

Recordó a Jaebeom y lo amable que había sido con ella. Todo lo que quería hacer era mantenerla a salvo; mantener a Ga Yeon a salvo. Y todo lo que obtuvo a cambio fue una reunión con la muerte.

Jackson desenroscó sus dedos del material, envolviendo su mano alrededor de la de ella mientras llevaba sus manos entrelazadas a sus labios, besando sus nudillos suavemente.

—Está bien.—dijo.—se encargará de eso y volverá pronto. No te preocupes.

Eunhye lo fulminó con la mirada, las lágrimas cayeron sobre sus mejillas mientras intentaba sacar la mano.

—No quiero verlo.—siseó ella.—y tampoco quiero verte. Solo sal de mi vida. Todos ustedes. ¡Solo déjenme en paz!

Jackson se lanzó hacia adelante, cubriendo su boca con su mano, un indicio de pánico brillando en sus ojos. Él la hizo callar, mirando por encima del hombro hacia la puerta de su habitación.

—No seas tan ruidosa, atraerás atención no deseada.—susurró.—estoy tratando de ser bueno contigo, Eun. Por favor, entiende y no seas así. Estás haciendo esto difícil para todos.

Eunhye lo agarró de la muñeca y apartó la mano.

—¿Todos?—repitió ella, mortificada.—¿estás trabajando con Junior ahora? ¿Están en esto juntos? ¿Qué te pasa? Dios mío, Jackson, ¿¡qué diablos te pasa!?

—¡Nada! Nada está mal, por favor, Eunhye solo…—hizo una pausa, exhalando mientras sus ojos se cerraban por un breve segundo.—confía en mí, ¿si? Sé que es difícil, pero-...—

—¿Confíar en ti? ¿Quieres que confíe en ti? Jackson, me secuestraste, me encadenaste, trataste de-...—Eunhye no podía decir la palabra, tuvo que morder el interior de su mejilla y jadear con frustración.—¿y quieres que confíe en ti?

Jackson negó con la cabeza, incapaz de enfrentar la verdad de lo que le había hecho.

—No puedo dejarte ir.—dijo, la frase sonaba casi como un gemido mientras luchaba contra sus propias lágrimas.—no puedo permitir que me dejes. ¿Por qué no lo entiendes, Eunhye?

—¡Entonces hazme entender, Jackson!—dijo Eunhye. Ella agarró su rostro y lo giró para mirarla.—hazme entender porque, por mi vida, parece que no puedo encontrar nada lógico para justificar tus acciones, incluso si lo intento.

Jackson estaba congelado mientras la miraba. El único movimiento fue la primera lágrima en caer por su mejilla. Él sollozó, limpiándose rápidamente mientras asentía con la cabeza, agarrando sus manos y apartándolas de su rostro. Los acunó con cuidado mientras bajaba la mirada.

—Te lo diré. Te lo contaré todo. S-Solo prométeme que tratarás de entender. Por favor, solo prométeme eso.

—Lo prometo.

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