Venganza en la oscuridad.

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Se despertó adolorido.

Le dolía todo el cuerpo.

Absolutamente todo, desde la cabeza hasta la punta de los pies.

Se sentía tan cansado, sentía que no podría levantarse por mucho que lo intentase.

¿Cómo demonios había llegado a esto?

La habitación en la que se encontraba estaba a oscuras, no entraba ningún tipo de iluminación, la oscuridad era tal que no podía distinguir ningún objeto, ni siguiera sabia si en la habitación había puerta. Ni siquiera sabia si era de día o de noche ni cuanto tiempo había estado inconsciente.

Trato de recordar lo que había sucedido, en la mañana (si es que solo habían pasado horas) se encontraba preparándose para ir al trabajo, después de tener una acalorada discusión por teléfono con su amante, hablaba todo lo alto que quería, ya que su esposa se encontraba de viaje con sus hermanas y hermanos.

La discusión trataba de lo mismo de siempre, su amante quería que dejara a su esposa, no se merecía ser "la otra" y un montón más de estupideces en su opinión ¿Por qué alegaba tanto acerca de ello? ¿No fue ella la que en un principio quería aquella relación secreta? ¿En que momento dejo de ser excitante el peligro de ser descubiertos? ¿En que momento ella comenzó a querer más?

No lo sabia, ni le interesaba saberlo, las cosas estaban bien así, no habría porque cambiarlo.

Luego de eso salio rápido de su casa al trabajo, llego bien como siempre saludo a su secretaria y se sentó en su escritorio, en algún momento antes del almuerzo recibió un mensaje de una persona desconocida "Te arrepentirás por esto" no le dio importancia, seguro su amante seguía enojada, ya se le pasaría.

Salio luego del trabajo a almorzar, se dirigió a su auto y antes de poder siquiera abrir la puerta recibió un fuerte golpe en la espalda y otro en la cabeza, su visión se lleno de puntos negros, antes de caer inconsciente distinguió unos conocidos tacones rojos.

Era obvio ya para él, su amante lo había secuestrado, seguro con ayuda de algún otro tipo y lo habían llevado a aquel lugar.

Seguía intentando ver algo en aquella habitación cuando la puerta se abrió lentamente y la luz entrando lo cegó momentáneamente, mientras sus ojos intentaban acostumbrarse escucho unos tacones acercándose a él.

- Veo que ya despertaste - El hombre levanto la cabeza y aquel gesto hizo que el dolor se disparara por su cuello y sintiera una punzada en la cabeza, sin embargo eso no impidió que se asombrara al escuchar una voz completamente distinta a la esperada.

- ¿Qué haces aquí? Viniste a sacarme ¿no? - su voz se escuchaba ronca por el tiempo sin hablar, pero eso no impidió que saliera toda la emoción que sentía de que viniera a sacarlo - ¡Ayúdame a levantarme! - dijo con una sonrisa comenzando a aparecer, hasta que torció el gesto en confusión. - Espera... ¿No estabas en-...

Sintió un agudo dolor en la nariz, donde había sido pateado, emitió un gran grito mientras sentía un liquido calido corriendo por su mejilla, ni siquiera podía poner sus manos en la herida, no tenia fuerzas para eso.

- ¡¿QUE DEMONIOS TE PASA?! - el grito salio cargado de rabia y dolor.

La única respuesta fue una patada en las costillas. Otra en la entrepierna.

El hombre aúllo de dolor, gruesas lagrimas corrían por sus mejillas, mezclándose con la sangre, mientras trataba de colocarse en posición fetal.

Una risa femenina de mezclo con sus gritos, luego la mujer camino hacia la puerta donde se detuvo un momento para hablarle.

- Me encantan tus gritos, síguelo haciendo - tenia una sonrisa en sus labios pintados de un rosa pálido - Nadie te escuchara en esta habitación, tú mismo te encargaste de eso.

El hombre observo como su esposa cerraba la puerta y lo dejaba en aquella oscuridad llorando del dolor.

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