1

5.5K 391 195
                                    

Los días iban de mal a peor, de poder aguantar a mi familia durante horas pasé a no poder verles la cara, de poder mantenerme firme en clases pasé a no poder pisar ese lugar por miedo.

Ahora, ya no podía ver a nadie, no podía levantar la mirada del suelo o dirigir la palabra a alguien, solamente existía mi presencia poco llamativa que me ayudaba a pasar desapercibida entra la gente y en estos momentos, eso era algo que agradecía.

Me encontraba escondida en un pequeño callejón mientras sentía la lluvia caer sobre mí, igual no había hecho lo correcto, pero escapar de casa nunca me había sentado tan bien, ya no tendría que pasar los días encerrada en una habitación, ya no estaría obligada a hablar con personas durante segundos hasta empezar a temblar y tener que salir corriendo hacía algún lugar apartado de la gente.

- ¡AeRin!- los gritos de mi padre hicieron que pegara mi espalda todavía más contra la pared y que tapara mi boca para impedir que los pequeños sollozos hicieran eco entre esas dos paredes.

No quería volver con ellos, no quería volver a pasar por todo lo que me llevó a huir, a escapar de ello.

Su voz se fue ocultando entre los pasos y conversaciones de la gente que caminaba por el centro de Seúl, se había ido, era libre, ya no tendría que volver, pero... ¿A dónde podría ir ahora? ¿Dónde pasaría la noche? ¿Los días?

Cerré los ojos con fuerza mientras me dejaba caer, abrace mis piernas y oculté mi rostro en ellas, todo iba a peor...

- Perdona...- la lluvia dejó de caer sobre mi cuando esa voz se hizo presente.

Mira hacia arriba encontrándome con chico, su pelo castaño se ocultaba bajo una gorra gris, su vestimenta era completamente negra al igual que su paraguas que nos tapaba de la lluvia.

Él se agacha y apoya su mano libre en mi rodilla, un acto que usualmente lograba generarme miedo pero que por alguna razón está vez solo logró tranquilizarme.

- Estás empapada, si sigues aquí te vas a resfriar...

- Ya lo estoy.- respondí mientras quitaba el rastro de lágrimas y lluvia de mi rostro.

- Deberías ir a casa, si no terminaras en el hospital.- negué ante su propuesta- ¿Entonces que quieres hacer?

- Irme de aquí.- respondí de la manera más sincera posible- Irme lejos, ir a algún lugar distanciado de la gente y vivir tranquila...- susurré dirigiendo por primera vez mi mirada al chico.

Sus ojos se encontraban fijos en mi rostro, podía notar como lo analizaba con una pequeña sonrisa que parecía querer ocultar.

- Bueno, yo no se mucho de lugares lejanos, solo he estado en Malasia, pero, si aceptas la ayuda de este desconocido, puedo ayudarte a encontrarlo.

- ¿Cómo me vas a ayudar a encontrar un lugar que no sabes cuál es?

- Chica, soy Han JiSung, nada puede contra mí.- su exagerado tono y pequeño guiño logra hacerme reír- Y soy demasiado buena persona, así que, acompáñame a casa y te dejaré ropa, también dejaré que te duches, además, puedes estar hasta cuando quieras, vivo solo.

- Sería molestar, además, no nos conocemos.- mi pequeña frase hace que su sonrisa se vuelva todavía más grande haciendo que sus ojos se cierren.

- No digas tonterías, ahora somos amigos, y los amigos se cuidan entre ellos.- su mano agarra la mía para levantarnos a la par- Mi casa queda cerca, podemos ir andando sin problema alguno.- él me pasa el paraguas y se quita su chaqueta para ponerla sobre mis hombros- Así no tendrás frío, al menos, no tanto como antes.

- Muchas gracias...

- No me las des, para eso están los amigos, y bueno, yo también.

- Tú eres un amigo, lo acabas de decir.

- No soy un amigo, soy un gran amigo.- la palabra "gran" resalta en toda la oración gracias al tono de voz que usa- Ahora, let's go!

Empiezo a seguir sus pasos fuera del callejón y lo sigo con la mirada fija en nuestros pies, por alguna razón, a su lado no sentía tanto miedo como sentía al estar sola, pero de todas maneras no tenía el valor suficiente para mirar al frente.

- ¿Por qué vas mirando al suelo?- no respondí, solo me mantuve en silencio- Debes mirar al frente, el mundo debe ver el hermoso rostro de mi amiga.- su mano va directa a mi mentón y lo levanta con cuidado, obligándome a mirar hacia adelante.

Varias personas caminaban por la calle, por suerte ninguna mantenía su mirada sobre nosotros, nadie nos prestaba atención.

- Podemos... ¿Seguir caminando en silencio?- me agarré a la manga de su chaqueta tras volver a mirar hacía el suelo, no tenía valor, no podía hacerlo.

- Claro, pero a la siguiente mirarás al frente, pareces una fugitiva o idol intentando no conectar la mirada con nadie.

- Eres idiota.

- Gracias, es lo más bonito que me he has dicho en estar hora de conocidos.- él suelta una larga carcajada casi contagiosa.

- Park AeRin.

- ¿Qué?

- Ese es nombre, aún no te lo había dicho.

- Pues un placer saberlo, ahora solo nos falta convivir bien y todo perfecto.

- No quiero molestarte.

- Ya te dije que no lo harás, solo tómalo como un buen acto del que algún día querré algo a cambio.- asentí sin responder, ¿en qué me estaba metiendo?

- Está bien, solo, que no sea un favor muy caro, ya sabes... 

- Tranquila, con Han JiSung todo es barato o gratis, a no ser que te llames Lee MinHo y te obligue a gastar dinero en mí.- JiSung sonríe a medida que saca unas llaves de su pantalón- Algún día te presentaré a mis amigos, te caerán bien, o eso espero, pero recuerda esto, yo soy el más guapo de los ocho.- antes de abrir la puerta del portal él se gira para regalarme un pequeño guiño que logra volver mis mejillas más carmesís de lo que ya estaban. 

- Tienes mucho autoestima, ¿verdad?

- Para nada, pero me gusta hacer reír a la gente, y si te das cuenta, he logrado hacerte sonreír.- él tenía razón, en esta hora que habíamos estado juntos había sonreído más de lo que lo había hecho en dos meses e incluso había hablado más de lo usual. 

-Gracias por todo. 

- No te preocupes.- el introduce el código que abre la puerta y señala una puerta blanca al fondo- Ahí está el baño, ve yendo y espera a que te lleve ropa. 

- Muchas gracias.

- Ya te dije que no me des más las gracias, ahora ve o acabarás del todo resfriada y tendré que cuidarte.- asentí mientras me quitaba los zapatos y caminaba hacía donde me había indicado sin decir nada. 

Antes de cerrar la puerta volví a mirar hacía atrás y vi como JiSung se adentraba en una habitación que seguramente sería su dormitorio. Sonreí inconscientemente antes de cerrar, me estaba metiendo en un gran torbellino de problemas que estaban por venir, pero, a pesar de ello algo me decía que junto a ese chico de mejillas de ardilla podría ser feliz. 

Fears ( Han Jisung )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora