Capítulo 2

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[Dos Quintos]

Hospital París Falls, 23 de febrero,
11:34 am

La miraron atentamente.

No podría ser peor, ¿verdad?

Marinette estaba sentada en su cama mientras el psiquiatra Luka Couffaine la evaluaba.

—Dígame, señorita Dupain Cheng,¿ cómo usted se sentía exactamente durante el coma?— preguntó el psiquiatra Couffaine, anotando todo lo que creía importante en una hoja de papel.

Marinette jugaba constantemente con sus cabellos azabache, inquieta. Miró a Adrien, que estaba sentado en la esquina de la habitación, y se sintió un poco más segura en responder.

—Me sentía como una espectadora— ella habló —como si yo estuviera viéndome a mí misma en un tercer plano.

—Podría explicarlo.— animó Luka.

—Yo me veía en una casa grande, de suelo de madera lustra, flores y cortinas de lino blancas— la parisina sonrió al mencionar aquello —tenía a mi marido y a nuestra hija, una niña de pelo azabache como el mío y ojos verde esmeralda vibrantes entorno de unos seis años de edad.

Luka miró de inmediato al Agreste, que mantenía una expresión apática, apenas escuchando el relato.

La verdad es que Adrien no sabía bien qué hacer, qué decir. Se quedó en shock al ser abrazado de forma tan íntima la noche pasada, y más consternado aún por las palabras que salieron de la boca de su residente. Los presentes que estaban detrás, ayudaron a calmar Marinette, que estaba histérica al ver que nadie sabía el paradero de su supuesta hija, Emilie, y todos se preguntaron, incluído él, qué demonios le había sucedido a Marinette Dupain Cheng.

—¿Y cómo tú, la Marinette espectadora, te sentías? Físicamente, emocionalmente ...

—Es complicado hablar de lo emocional y lo físico— dijo la azabache, enrollando una mecha de sus cabellos más grandes en el dedo índice de la mano izquierda, fascinada —sólo sentía que ... flotaba, pero al mismo tiempo sentía mi cuerpo vibrar ... vibrar en sensaciones confusas, en sonidos que se mezclaban con la escena que yo presenciaba, luces punteaban alrededor de la ... pantalla ... que mostraba todo.

Ella tenía una mirada vaga, y sonreía con nostálgica al relatar sus recuerdos.

Luka se acomodó mejor​ en el sillón, anotando los mínimos detalles de su discurso. Sus ojos azules observaron a la mujer a través de sus anteojos, curiosos.

—¿Y qué pasaba en esa pantalla?

La sonrisa de Marinette fue grande, y Adrien sintió una molestia en la espina.

—Mi infancia, mi adolescencia, mi noviazgo, después el compromiso, el matrimonio, mi primera ...— Marinette enrojeció, y ambos supieron en qué parte se había interrumpido —el nacimiento de Emilie, noches de viernes con palomitas carameladas y películas antiguas ... era una buena vida.

Luka asintió, levantándose y arreglando su chaleco. Miro a los ojos a Adrien, quien también se levantó.

Se despidieron de Marinette con un saludo, pero antes de salir de la habitación, oyeron su voz dulce llamar.

—¿Adrien?

El Agreste se paró en la puerta y la miró, animándole para que continuase.

—Quiero nuestra vida de vuelta, por favor, haga que regrese.

Él apenas asintió, y cerró la puerta detrás de sí.

Ambos hombres caminaron en silencio por algunos pasos, pero, conocidos por largo tiempo, el rubio ya se estaba preparado para el discurso del moreno.
Luka se rascó la nuca al hablar

Una Segunda Vida [Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora