Muy bien, analicemos un poco esto. El diablo, el diablo está sentado en mi sillón. ¡No, eso no tiene sentido! Me gire a ver a mi mejor amiga, ella también lo hizo. Le hice un gesto para que se fuera, ella negó con la cabeza. La mire más fijo aún. Suspiro levemente y salió de allí.
-Dime que es una broma- le dije mientras ponía distancia entre nosotros.
Se puso de pie y tomo un lápiz. Lo mire y de pronto se hizo cenizas entre sus dedos. Abrí bien mi boca.
-Se que por ser el diablo te deben haber dicho que soy mentiroso y muy, pero muy malo- me dijo.
Retrocedí alejándome un poco más de él. Coloco sus manos en sus bolsillos y saco una rosa roja como la sangre. Se acerco más a mi, tanto que no pude seguir retrocediendo ya que la pared me lo impidió. Estaba tan cerca que podía sentir su caliente aliento chocando contra mi rostro. Levantó la rosa, rosando con esta mi mejilla, hasta bajar a mis labios.
-Pero puedo asegurarte que lo soy- me dijo y de repente la rosa desapareció.
-¿Qué... qué haces aquí?- le pregunte con dificultad.
-Quieres venderme tu alma- dijo y recordé mis palabras de ayer en la noche.
-¡Demonios!- susurre.
-Shhhh- me dijo poniendo uno de sus dedos sobre mis labios.-Ya te dije que a ellos no les gusta que les llamen así- miro a su alrededor-Ellos son mis hermanos y son demasiado temperamentales. Cada vez que alguien los llama así, una persona muere en algún lugar del mundo.
Aún estaba cerca de mi, y yo contra la pared. La comisura derecha de su boca se levantó había arriba, al ver que yo no dejaba de mirar esa parte de el, levantó mi mirada para mirarlo a los ojos. Para ser el diablo debo admitir que es demasiado hermoso. Su cabello, sus ojos penetrantes y su sonrisa matadora. El es la tentación definitivamente. ¡Oh! ¿Hace cuanto que no estoy con un hombre así? Un minuto. Nunca he estado con un hombre como este.
-¿Cómo te llamas?- le pregunte mirándolo fijo.
-Theo James- me dijo. Lo mire algo sorprendida.
-¿Theo James?- le dije y él sonrió.
Se alejó de mi y suspire aliviada. Creo que sí halla dejado pasar 2 minutos más, hubiera estado encima de el quitándole la ropa.
-Theodore Peter James Kinnaird Taptiklis- me dijo. Arquee una de mis cejar y tuve que contener mi risa.
-Eso no suena muy aterrador para el nombre del diablo-dije algo tentada a reírme.
-Lo se, lo se- me dijo y me miro- pero es original ¿no te parece?
Se sentó de nuevo en mi sillón y comenzó a girar, yo sólo lo observaba, parecía más un niño que el diablo. Dejo de girar y clavó su profunda mirada en el escritorio.
-¿Quien es el?- pregunto al ver al hombre de la foto junto a mi.
-Mi hermano, Jean-conteste al instante.
-Es de meterse mucho en problemas, le gustan demasiado las mujeres-dijo dejando de mirar la foto para mirarme a mi. La respiración se me fue del cuerpo.
-Lo se- dije sin dejar de mirarlo.
-Vamos- me dijo y se puso de pie.
-¿A dónde?- le pregunte sorprendida. Miro su reloj y me sonrió divertido.
-Preciosa, ya término la hora del trabajo- Fruncí el ceño y mire mi reloj marcaban las 8 en punto pm.
-¡Cielos!- no podía creerlo.
-¿No te lo dije?- lo mire extrañada- también puedo alterar el tiempo.
-¿Qué?- dije sin poder creerlo.
-¡Oh, diablos!- dijo y aparto su mirada de mi-¡Ya te dije que no digas "que"! No me haré cargo de mis actos.
Trague saliva sonoramente. Acomodo mi sillón y camino hacia la puerta. Yo no pude mover mi cuerpo de donde estaba parado. Creo que aún no puedo creer lo que está pasando. El diablo, sí el diablo junto a mi. Jamás pensé que esto me pasaría. Me gire a verlo.
-Vamos preciosa, vamos a casa- me dijo.
Tome mi bolso y mi cartera y salí detrás de él. Ya no había nadie en la oficina, ¿En dónde estaría Karla? Salimos de allí sin decir nada. Él sólo tenía las manos dentro de sus bolsillos. Lo mire de reojo y el también lo hizo. El maldito ascensor era tan lento y el calor que comenzaba a hacer estaba sofocandome.
-Tu amiga se fue con su novio- me dijo.
-¿Cómo lo sabes?- la puerta del ascensor se abrió y salí rápidamente, necesitaba aire.
-Se muchas cosas- dijo y comenzamos a caminar por la calle. Abrí mi cartera y saque un cigarrillo. Él me miro bien.
-¿Y a donde vas a ir Theo?
-Que bien suena en tu boca mi nombre- me dijo de lo más natural.
Por primera vez en mucho tiempo me sentí avergonzada. Sentí calor en mis mejillas.
-No me has contestado- le dije.
-¿La nicotina te calma?- me pregunto al ver el cigarrillo en mi boca.
-Bastante- dije y solté el humo por la boca. Estiro su mano para que se lo diera, se lo sí y fumo conmigo.
-Sí lo sabía, pero según se, el sexo aún más- me devolvió el cigarrillo.
-Lo se- dije, volví mi mirada al frente y seguí fumando.
-¿Vas a entrar conmigo?- le pregunte al reaccionar.
-Claro preciosa-me dijo divertido.
-No. No tu no puedes entrar a mi casa- le dije nerviosa. Sonrió de costado.
-¿Me tienes miedo?- me pregunto.
-¿Tu que crees?- le dije con sarcasmo. Se acerco a la puerta y sin ningún problema la abrió.
-Después de ti- dijo dándome el paso. Lo mire bien antes de entrar.
-¿Debo tenerte miedo?- le pregunte.
-No preciosa, sólo vengó a ver que quieres por tu alma- me dijo terminando de entrar a mi departamento.