Capitulo 5

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Cerré los ojos cuando su lengua paso por el costado de mi mandíbula y término en mi oreja. Gemí levemente. Bajo su mano por mi cadera hasta el borde de mi camisón. Comenzó a subirlo lentamente. Su mano estaba tan caliente que me estaba quemando.Gruño en mi oído cuando pose mis manos en la cremallera de sus pantalones.

-Eres juguetona- me dijo mientras seguía mordisqueando mi cuello.

-Sólo un poco- le dije y le baje el cierre. se alejó un poco para mirarme a los ojos. Bajo sus manos hasta donde estaban las mías y las cubrió.

-No sabes las ganas que tengo de hacer esto, pero no puedo- me dijo y subió el cierre.

-¿Qué?- le dije sin poder creerlo. Apretó los dientes.

-Mierda Estefania, no digas eso!- me dijo y se alejó un poco más. Lo mire algo confusa- Ya te dije que me vuelve loco tu "qué"

-¿Me estas diciendo que no puedes hacerlo?- le pregunte. Maldito perro ¿para qué me toco entonces?

-Tanto Dios, como yo no podemos tener relaciones carnales- me dijo. Abrí bien mi boca.

-¿Nunca tuviste sexo?- le dije sin poder creerlo.

-Hace una eternidad que vivo... y no, nunca lo tuve- dijo y me miro bien- Pero no sabes las ganas que tengo de tenerlo ahora

-Eres el diablo, ¿no se supone que tu haces lo que quieres?- dije y volví mi vista al espejo, para terminar de arreglarme.

-No todo es como piensan que es- dijo. Revolee los ojos y salí del baño. Él camino tras de mi.

-Quieres dormir, puedes dormir en el sillón. Quieres comer, hay algo en la nevera. Quieres mirar la tele, ahí está el control- le dije y entré a mi habitación.

Me acosté en mi cama, algo...enojada. No se por qué lo estoy, pero me molesto que haya hecho eso. Sí no puede tener sexo, entonces que no me mire. Es demasiada tentación, para ser virgen. ¿Cómo será tener relaciones sexuales con el diablo? Y más sí el es así de atractivo y poderoso. Comencé a girar entre mis sábanas, no podía dormir. Me puse de pie y abrí la ventana, para que corriera un poco de viento. Me volví a acostar y cerré mis ojos. ¿Qué es lo que quieres a cambio de tu alma Estefania? ¿Qué?

De repente sentí algo apoyarse contra mi espalda y una mano caliente se posó en mi vientre. Mi respiración se paralizo. Sentí piel desnuda apoyarse contra mi cuerpo. Rápidamente me gire, para encontrarlo en mi cama.

-¿Qué estas haciendo?-le pregunte. Sonrió divertido.

-Hace frío preciosa- me dijo. Mire hacia la ventana y está nevando

-¿Ahora también puedes controlar el clima?- le dije y lo mire bien.

-Correcto- dijo cínico.

Mis pechos se endurecieron al verlo sin camisa frente a mi. ¡Oh dios! Este hombre es perfecto. Cada parte de su cuerpo se contorneaba por firmes músculos. Carne fibrosa y dura. Mordí levemente mi labio inferior.

-¿Puedes salir de mi cama?- le pregunte algo molesta y me aleje de él. Río por lo bajó.

-Ya te lo dije, hace frío y no me gusta- me dijo y me abrazo por detrás de nuevo.

-Pues, lárgate- le dije y me aleje de sus fuertes brazos.

-Vamos preciosa, ¿estas enojada?- me pregunto mientras pegaba más su cuerpo al mío.

Podía sentir su erección contra mi trasero. Eso me estaba volviendo totalmente loca. Me apretó más contra él. ¡Por dios! Va a volverme loca, me gire entre sus brazos para quedar frente a el. Lo mire fijo a los ojos, él también lo hizo. Mire su boca, estaba semi abierta.

-¿Puedes besar?-le pregunte. Sonrió levemente.

-No, no puedo- me dijo. Gruñí por lo bajo.

-¿Nunca haz besado a nadie?- le pregunte incrédula.

-No, nunca-dijo.

-Eres raro-le dije y saque mi mirada de él. Tomo mi mentón con su mano y levantó mi rostro, para que lo mirara.

-¿Por qué?- me pregunto.

-Porque siempre prende que el diablo era vil y despiadado. Mentiroso y muy, muy malo. No que era virginal y casto- le dije y río.

-Soy vil, soy malo y hasta despiadado. Pero me toca ser virginal y casto preciosa, lo lamento- me dijo. Lo mire fijamente.

¿Qué pasa sí lo beso? ¿Qué pasa sí me atrevo a hacer eso que él no puede hacer? Baje mi mirada a su boca, su respiración era caliente, como mi cuerpo en este momento por él. Por lo menos sólo tocarlo.

-Mentira, sí puedo besar- dijo rápido y tomo mi boca desesperadamente.

Gemí levemente cuando su lengua se mezcló con la mía. ¡Oh por dios! Su beso era tan exigente, nunca nadie me había besado así. Me tomo de la nunca y hizo el beso más profundo aún. Giró y quede encima de él.

Sus manos comenzaron a pasar por mis muslos, subiendo a su paso por el camisón. Mordió mi labio inferior y gemí otra vez por eso. Giró de nuevo y quedo encima de mi. Se alejó y me miro.

-De verdad no podía besarte- dijo agitado. Lo mire bien ¿entonces por qué lo había echo?

-¿Por qué?- le pregunte agitada también, mientras sentía el peso de su maravilloso cuerpo entre mis piernas.

-Porque soy el diablo, no un hombre- me dijo.

-Es sólo un beso, no dejarás de ser el diablo por eso- le dije y sonrió. Se acerco de nuevo a mi boca sobrando sus labios con los míos.

-De verdad eres la primera mujer a la que he besado-dijo. No puedo creerle al Diablo, eso es mentira.

-No hace falta que me mientas- dije reprimiendo un gemido, cuando sus manos pasaron por el costado de mi cintura. Aún rozaba mis labios.

-No puedo hacerlo contigo, pero puedo darte placer preciosa- dijo sobre mi boca.

Abrí un poco mis labios, esperando lo suyos. Lo primero que sentí fue su lengua, que paso sobre mi boca, luego un exigente movimiento. Abrí mis ojos para observarlo, y él lo estaba haciendo. Su mirada miel intensa me quemo por dentro mientras me besaba. Como buena atrevida, tome su labio inferior y lo miedo levemente. Gruño profundo e hizo más apasionado el beso...

Me desperté algo exaltada en mi cama.

-¿Tuviste una pesadilla?- me pregunto. Estaba parado en el marco de la puerta de mi habitación. Lo mire bien.

-¿Qué... qué haces ahí?- le pregunte algo confundida aún. Todo había sido un sueño.

-No me gusta que se enojen conmigo- dijo. Seguí mirándolo.

-No se de que estas hablando, Theo- le dije. Sonrió de costado y se acerco a la cama.

-Te enojaste preciosa, te enojaste porque no puedo tener relaciones sexuales contigo- me dijo. Sentí mi garganta cercarse.

-Pero, por favor- le dije nerviosa- ¿Quién te dijo que yo quiero tener sexo contigo?- le pregunte y el me miro.

-Tu cuerpo- dijo.

-¡Vete al diablo!- le dije enojada. Río con ganas.

-Vente conmigo- dijo sin parar de reír. Lo mire furiosa.

-Mira Theo, sí no te molesta quiero dormir. Mañana Roberth estará insoportable en la oficina y no tengo ganas de soportarlo- dije. Arqueo una de sus cejas.

-Pues, no tenemos porque soportarlo- me dijo y chasqueo los dedos.

-¿Qué hiciste?- le pregunte asustada.

-Ya verás preciosa, ya veras- Dijo sin dejar de sonreír seductoramente.

A dónde vas, va el fuego (Theo James)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora