Un día, Alizee Davies pide un deseo que lo cambiará todo. ¿Quién creería que desearle a la luna que sacara a Cole Sprouse de un fanfic se haría realidad?
Alizee no entiende la gravedad de las cosas hasta que entera que el Cole Sprouse de su realida...
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Alizee observó consternada a Cole, que le sonreía. Él traía puesta una chaqueta de ella con la capucha puesta. Alizee no entiende cómo se dejó convencer de él para ir juntos al centro comercial. Ella suspiró y se dejó caer en el asiento del taxi.
Al llegar, lo haló rápidamente hacia una tienda de ropa varonil y lo metió a un probador, antes de cerrar la puerta le avisó:
- No salgas hasta que estés vestido con el outfit, yo te pasaré las prendas. Lo menos que queremos es que te reconozcan.
Ella cerró, se disculpó con las trabajadoras y se puso en busca de ropa para él. Tomó varios jeans de su talla - le había preguntado antes de salir - y camisas varoniles para él. Tomó algunas chaquetas, gorras y gafas. Al tomar al rededor de unos diez outfits, se los pasó. Se sentó y esperó a que él saliera. Al los cinco minutos, el muchacho salió con el primer outif y le sonrió.
- ¿Qué tal? ¿Me veo bien? - le preguntó a Alizee. Ella, levemente sonrosada, le sonríe.
- ¡Muy bien! Pruébate otro.
Cuando Cole iba por el noveno outfit, Alizee notó que había una chica atrás de ella, esperando por la salida de Cole. Alizee se puso fría, ¡los habían notado! Si alguien subía una foto de Cole acá, se armarían muchísimos problemas. Así que cuando vio que Cole estaba abriendo la puerta, corrió y lo empujó hacia adentro, cerrando rápidamente la puerta. Suspiró y abrió los ojos. Encontrándose prácticamente pegada a Cole, que la veía sorprendido. Ella bajó saliva pesadamente, y en su mente se quejó de que los vestieres fueran tan pequeños. Ella iba a hablar, pero él pegó sus labios a los de ella. La estaba besando. De nuevo. Cuando se separaron, ella se dejó caer en la puerta.
- Vas a terminar matándome si me besas siempre que quieres - dice ella en un susurro, respirando pesadamente. Él vuelve a besarla.
- Y tú me vas a matar con cada beso tuyo, pero creo que vale la pena - susurra él sobre sus labios, al momento de separarse.
Definitivamente le haré más emparedados de huevo, pensó Alizee, recuperando la cordura. Ella salió rápido de ahí, y observó que la chica se había ido, pero notó la curiosa mirada de las empleadas. Cuando Cole volvió a salir, iba con el outfit que cuando llegó, y en sus manos estaban las prendas. Lo llevaron a la caja, donde Alizee pagó. Cuando salieron, ella corrió por un taxi. ¡Haría mercado luego, lo esencial era que no lo descubrieran!
Al llegar al apartamento, él tomó las bolsas y se encerró en la habitación de ella. Mientras, Alizee decidió preparar la cena. No demoró mucho, y Cole salió, vistiendo su nueva pijama, pero notó que él no usó la parte superior de ella, quedando, de nuevo, con el torso a la vista.
- Apenas son las 5 p.m - dijo ella, al verlo, disimulando el asombro inminente por lo buen cuidado de su cuerpo.
- ¡Emparedados de huevo! ¡Gracias ! - se emociona Cole, ignorando el comentario de ella.
Alizee suspira y se sienta junto a él en el comedor. Comen lentamente el emparedado, sin ser un ambiente incómodo. Alizee sólo reproducía en su cabeza lo que La Luna le había advertido. Tenía miedo. Tenía curiosidad. Tenía sentimientos. Tenía que pedir más deseos. Tenía que hacer algo.
Al acabar, él se ofreció para lavar los platos y ella entró a la habitación para cambiarse por la pijama. Ella se puso unos pantalones de pijama cortos y una camisa sin mangas, y mientras cerraba su closet, se dio cuenta. Cole había colgado la ropa de él junto a la de ella. Alizee se sonrojó, jamás había compartido Closet, y lo consideraba algo muy íntimo. También, los besos robados de Cole lo consideraba algo extremadamente romántico. Ella había crecido bajo el duro régimen de sus padres, ¡nada de relaciones, ni sexo, ni nada antes del matrimonio! Su familia era completamente conservadora, así que después de que ellos murieran, ella sintió una libertad netamente peligrosa. Tenía en su poder la gran herencia de sus padres, y la libertad que se le fue prohibida durante diecisiete años, pero ella, a sus veinte, seguía sintiendo aquella presión por no romper nada de lo que le inculcaron.
Salió de la habitación y se sentó en el sillón, puso una película y se entretuvo. Mientras, Cole se encontraba desde la cocina, observándola. Admirándola. Cuestionándose. ¿Por qué lo pidió? ¿Por qué no pidió al real? ¿Por qué fue enviado él?
Ella sentía la mirada de aquel chico de ojos verdes esmeralda. ¿Por qué la observaba tanto? ¿Por qué? Ella sabía que no era fea, pero no se veía con mucho atractivo. Ella no dejó de pensar. ¿Qué hará cuando pasen los quince días? ¿Cómo soportará verlo irse? ¿Cómo?
¿Cómo harán dos almas destinadas al fracaso lograr derrotar a lo que se avecina? ¿Cómo luchar contra lo inevitable? ¿Cómo luchar?
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Holi,
¿cómo están? Yo por mi lado, bien. La herida de la cirugía me duele un poco, pero eso no me detiene para darles más capítulos,
