9. Incógnitas

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1 semana despues...

Ya ha pasado 1 semana desde lo ocurrido en mi casa por fin entraré al instituto de nuevo, salí del hospital hace 4 días pero el doctor fue muy drástico con lo del reposo total, aunque yo quería levantarme de aquí y buscar a mi padre pero la sobreprotectora de mi madre no me dejaba ni ir al baño por mi propia cuenta.

Después del desayuno "saludable" de mamá fuimos hacia la cochera para que ella me llevara al instituto, antes de subir y encenderlo me dijo -¿Te sientes mejor cariño? sabes que te puedes quedar tienes el permiso de faltar al instituto hasta que te recuperes.

—No te preocupes estoy bien, además tengo 1 semana sin ir, me pondrán clases de más—. Aunque en realidad eso de las clases no me importaba sólo quería poder salir de este infierno llamado casa.

Entramos al auto y ella se dispuso a manejar, yo me puse mis auriculares con música a todo volumen, el tiempo pasó volando y llegamos como en dos segundos al instituto, me bajé del auto y le deseé los buenos días ella como siempre me respondió y me dijo —Cualquier cosa llama, ya sabes pasa un día super y no te agites mucho.

—Sí, si buenos días mamá— iba caminando al instituto, todos me miraban como si nunca hubiesen visto a alguien faltar una semana yo me apresuré y me adentré hasta mi casillero lo abrí, busque unos libros los entré en la mochila y cerré mi casillero, justo detrás de este apareció Laura seguido de Tyler.

—¿Estas mejor nena?—pregunta Laura.

—Sí no te preocupes.

—Espero que eso no sea tan falso como la sonrisa que traes justo ahora— dijo Tyler.

—¡Ash! ¿Por qué me conocen tan bien?

—Es el instinto— dijo, los tres reímos.

—¡Vamonos!— dije.

Caminamos hacia la primera clase que era justamente del Sr.Barett el viejo cascarrabias ese, desde que entré aquí se ha vuelto el profesor menos deseado para mí.

Entramos al aula y nos sentamos en nuestros respectivos asientos Laura y Tyler a ambos lados de mi, el estúpido de Dylan detrás y Amanda al frente.

Pasaron varios minutos de la aburrida clase de historia, los chicos y yo hicimos varios intercambios de papeles burlandonos de todos los del aula, se escaparon una que otra risa y el profesor nos llamó la atención pero no importó.

El timbre que indicaba la primera salida sonó, todos salimos.

En el camino hacia la cafetería el murmullo era insoportable, el montón de gente por todos lados era irritable no se podía hablar bien, mucho menos caminar.

—¡Por fin apareció la chica perdida!— escuché a alguien que venía detrás de nosotros, me chocó el hombro y era nada mas y nada menos que Max en compañía de Henry, los chicos de la fiesta de Laura.

Max me dio un abrazo y Henry por igual, también a los demás.

Salimos y al llegar a la cafetería se veían los diferentes grupos en las mesas desde los más populares hasta los nerd.

Max y Henry se sentaron en su mesa con los demás chicos mientras que Laura, Tyler y yo fuimos donde siempre, la mesa sola de la esquina, no porque no tengamos vida social sino porque nos gustaba sentarnos sólo nosotros.

Un tiempo después se acercó uno de los nerd a la mesa poniendo encima de la misma, una nota con el mismo aspecto que la del hospital, hacía ya una semana que no recibía ninguna nota pero desde que ocurrió todo aquello vine sospechando de cada uno de los chicos y chicas del instituto. El chico dijo unas palabras antes de dejarla encima de la mesa —¿Eres Bárbara cierto? Esto es para ti— sin decir más se fue.

La tragedia de Bárbara CollinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora