Capítulo 1: DéjàVu

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En estos días aún hay personas que recuerdan todo lo que pasó con tristeza e incluso algunos con miedo y temor, no por lo que sucedió sino porque puede volver a ocurrir. En el pasado hubieron tristezas, casi como un efecto desde que cayeron lágrimas no ha parado de llover, es como un recordatorio de lo que pasó. Han quedado fragmentos, y adquirirlos puede hacer que traiga recuerdos que es preferible no recordar, pero hay cosas que tienen que volver para poder terminar.

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La mañana es lluviosa, en esta ciudad el sol sale pocas veces así que es normal llevar un paraguas como acompañante. "Si ves al sol salir tres veces seguidas dicen que puedes pedir un deseo", es algo así como una tradición, como ver en el cielo estrellado una estrella fugaz o como ver la primera estrella que se muestra al anochecer, cada ciudad tiene su propia tradición, la de esta ciudad es un poco rara y no se podría aplicar en otras partes, así que eso la hace única.

Ivette estaba en una librería que visitaba habitualmente antes de dirigirse a la universidad, había llegado un poco antes ya que tenía en mente terminar de leer un libro. Se sentó en su lugar favorito junto a la ventana (le gusta ver la brisa de la lluvia y sentir una tranquilidad interior).

Al beber un poco de café bajó el libro y miró por la ventana, vio a un chico distraído que parecía estar buscando a alguien. Él giró en dirección a la librería intentando ver dentro para saber si se encontraba la persona a la que buscaba, como Ivette lo estaba observando, se percató de esto y la quedó viendo. Lo que era un choque de miradas se convirtió en un Déjà Vu.

Entre toda la gente que pasaba con sus paraguas el chico se perdió de la vista de Ivette.

¿Por qué habré visto ese Déjà Vu? ―Pensó mientras tomaba café. ―Sea como sea espero que encuentre a la persona que busca.

Leyó una media hora hasta percatarse que tenía poco tiempo para llegar a la universidad, compró un café para llevar y se dirigió a clases. Mientras caminaba un tanto apresurada hacia el metro con el café en una mano y el paraguas en la otra, se tropezó al girar en una esquina con una persona, derramando el café sobre ella misma.

―Lo siento, no fue mi intención, ¿Estás bien?

―Sí, no te preocupes solo manchaste mi abrigo.― Ivette le habló amablemente.

―Lo siento de verdad, mi cabeza está en otro lado.

―No te preocupes.― Repitió Ivette.

Mientras hablaban una chica se acercó preguntando; ―¿Levi eres tú?

―¡Selena! Te he buscando toda la mañana, te he llamado y ni señales de vida. Me preocupaste.― Estaba disgustado. ―Por buscarte tropecé con ella y la he manchado.

―No te vas a librar de mí tan fácil.― Bromeó. ―Mi culpa no es que estés distraído al caminar.― Se dirigió a Ivette. ―Perdónalo, a veces es un poco torpe.

―No se preocupen, el daño no es mucho. Si me permiten me tengo que ir, estoy atrasada.

―Si quieres te puedo llevar, es lo menos que puedo hacer.

―No suelo ir en carros de desconocidos, pero igual gracias.

―¡¿Qué dices Levi?! No podemos, tenemos cosas que hacer.― Interrumpió.

―Solo estoy siendo amable, además es tu culpa por desaparecer.― Miró a Ivette. ―Espero que nos volvamos a ver para pagarte por lo que hice.

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