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Un estruendoso sonido se escuchó por toda la casa, junto con un gran portazo.
Jungkook abrió abrupmamente sus ojos, sorprendido ante tales fuertes sonido provenientes de la planta baja. Se sentó en la cama con susto, luego se lamento al sentir su cuerpo agotado y unas leves punzadas en su espalda baja. Su cabeza dio vueltas ante el brusco movimiento.

Su corazón latía a galope, sus manos temblaron y su boca tenía dificultad para moverse.

Con nerviosismo movió el bulto de mantas que había al lado suyo, lo movió con frenesís hasta escuchar unos gruñidos.

—Tae... Taehyung.... ¡Hyung! —Su tono se iba elevando —¡Taehyung! ¡Levántate! —Dijo lo suficientemente alto como para hacer eco en los oídos ajenos. Taehyung refunfuño y abrió perezosamente los ojos.

—¿Mmm? ¿Así es como le das el buenos días a tu novio? —Preguntó con una escasa sonrisa, sus ojos seguían achinados. Jungkook, en cambio, estaba ansioso y no cesaba con su tarea de seguir sacudiendo al mayor. -Yo esperaba un beso de buenos días y no sé... Tal vez algo más. -Su sonrisa se ensancho y movía sus cejas sugerentes, porque había algo que Taehyung disfrutaba y era molestar al menor.

Jungkook rodó los ojos y sintió su cara arder ante el sonrojo.

—No es hora de bromas, Idiota-Hyung —Soltó divertido el menor, Taehyung frunció su ceño ante tal apodo recién otorgado por el menor. —Bueno, eso no es lo que importa, tenemos un problema, así que levántate ya. -Sin pensárselo mucho, Jungkook pateó con su pie a Taehyung, tirandolo fuera de la cama, haciendo que este cayera al suelo.

Taehyung se levantó adolorido y frotó su espalda.

—¿¡Qué te pasa?! —Gritó horrorizado el mayor —¿¡Por qué me pateas?! —Exclamó de nuevo indignado. El azabache estaba totalmente escandalizado.

—Shhhhh, cállate, Hyung —Jungkook saltó rápidamente sobre Taehyung y tapó su boca con su mano. Quedó sentado en el regazo del mayor, mientras que este se sostenía con sus brazos, incapaz de quitar aquellas delicadas manos que se posaban en su boca, pero aún así indignado seguía soltando incoherentes malbuceos.

—¡Jungkook!—Sonó un fuerte estruendo desde la planta baja, ambos jóvenes se miraron petrificados, sus ojos totalmente abiertos por la sorpresa. Sintieron como un balde de agua helada les caí encima. —¿¡Qué fue ese jodido sonido?!. —Elevó su tono de forma exagerada.

Ambos se quedaron rígidos, al escuchar el crujir de la madera, al ser golpeada por unas suelas.
El mayor pudo descifrar esa mirada en su novio, una mirada que decía; "Corre".

Taehyung alarmado de escuchar esos pasos, tomo su ropa, se puso el bóxer y el pantalón. Tomó sus zapatos, sus calcetines y su camisa, incapaz de colocarselo en tan poco tiempo, sólo lo agarró.
Sostuvo todo con rapidez y se dirigió a la ventana, dispuesto a irse, pero se detuvo al ver como el menor le miraba con ojos suplicantes.
Sintió unas cosquillas indescriptibles, su cuerpo irradiaba emoción.
Se acercó, tomó al menor de la cintura y lo estrecho en su cuerpo, para juntar sus labios y moverlos en un dulce compás. Ambos labios con un sabor amargo, mañanero, pero contrarestado con el dulce accionar de ambos jovenes. Se separaron y por unos segundos, se miraron embobados, sonrieron en sincronía.

—Nos vemos luego, amor.

—Claro, siempre nos veremos, cariño.

Taehyung guiñó un ojo y se giró para ver a la ventana. La levanto y salió de esta, se sostuvo del árbol que yacía cerca de la habitación del menor.

Miró hacia abajo y presiono sus ojos con fuerza, sintió un agujero en su estómago, creando una sensación de vacío que no le agrado en lo absoluto. Taehyung tenía miedo el ver hacía abajo cuando está en las alturas, pero por su hermoso novio no dudaría en subir todas las montañas que le dieran sus miedos. Suspiro y tomó el árbol con fuerza, sintiendo la dura corteza incrustarse en sus cortas uñas, se bajo de ahí. Miró hacia arriba por última vez; para ver a Jungkook mover su mano en despedida, con la suave brisa acariciando sus hermosas hebras, sonrió y salió corriendo de allí; salió corriendo sin importarle que iba sin camisa y descalzo.

Aun así sonrió. Sin importarle en lo más mínimo que en sus pies se incrustaban pequeñas rocas de la calle, apesar de que las personas lo miraban mal al tener su camisa colgando en su hombro y sus zapatos unidos por un nudo que había en sus agujetas. Los zapatos colgaban de su cuello; juntos, como si de un accesorio se tratase.

Y así fue como el piel canela llegó a su hogar: con su hermosa sonrisa cuadrada, con sus pies sangrando, su cabello alborotado, la mayoría de su ropa sobre su cuerpo sin intensiones de tapar, una capa de sudor cubriéndolo, su corazón latiendo a galope y una extraña sensación de extasis consumiendolo.
Sus labios aún cosquillaban con el sentir de los suaves belfos del menor.

Se recostó sobre la puerta y se deslizó hasta caer al piso, suspiró ido en sus sensaciones y su mente sólo vagaba en su lindo novio. Suspiró tal cual colegiala enamorada -cosa que no estaba muy lejos de la realidad-. Poco a poco la adrenalina bajó y fue ahí cuando pudo sentir el ardor en sus pies, refunfuñando, camino hasta su habitación y ahí busco algo con que curarse.

"No va a doler tanto, tranquilo. Valió la pena, eso es lo que cuenta, sin remordimientos."

Así se consoló a sí mismo mientras que suaves lágrimas salían de sus ojos al sacar las piedras y pequeños vidrios de su pie mientras que aplicaba dosis dolorosas de alcohol.

-Uᥒ Fɾᥲ́ɠɩꙆ Pᥱ́tᥲꙆo-【||𝑲𝑻𝑯&𝑱𝑱𝑲||】 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora